Las nuevas guías de hipertensión del American College of Cardiology y la American Heart Association han levando una fuerte polémica en torno a la definición de la hipertensión arterial, situando la presión elevada en 120/80 mm Hg en lugar de 130/90 Hg.
Esta novedad implica que, de repente, hay millones de personas que antes no entraban en la definción de hipertenso y que ahora sí lo harían.
Con la nueva definición de hipertensión, la incidencia aumentaría del 32 al 46 por ciento en Estados Unidos, con un incremento homogéneo independientemente del sexo y del grupo étnico.
En España, por su parte, se estima que con el cambio de cifras, pasaría de 12 a 17 millones de personas, el número de hipertensos con el consiguiente aumento del consumo de fármacos para su tratamiento y un aumento considerable del gasto sanitario.
En la XIV Reunión de Riesgo Vascular de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) se ha querido poner el foco en otro elemento de la guía, que la polémica levantada ha dejado en un segundo plano: la calidad de la medición de la presión arterial.
Reposo y no hablar
Se deben garantizar condiciones adecuadas para que la medición no dé un resultado alto que no se corresponde con la presión arterial más frecuente. Es decir, que el paciente haya tenido un reposo antes de realizar la medición y hacerla en silencio.
En la Sociedad Española se ha destacado que “Las guías son textos que debemos integrar en la práctica clínica”. “Son recomendaciones, no imposiciones, y el manejo de la presión arterial debe ser individualizado, basado en decisiones clínicas, preferencias de los pacientes y un balance adecuado del beneficio y del riesgo al establecer los diferentes objetivos e presión”.
Ejercicio y dieta, clave en la hipertensión
Las medidas higiénico-dietéticas son lo primero que hay que tomar tras un diagnóstico de hipertensión. Y es que reducir el consumo de alcohol o realizar ejercicio son opciones positivas sin ninguna duda.
“Y cuanto más mejor: la curva de reducción de riesgo vascular con respecto al ejercicio practicado no tiene límite”, ha apuntado Javier Sobrino, responsable de la Unidad de Hipertensión Arterial y Riesgo Vascular del Hospital L’Esperit Sant. Eso sí, “ejercicio fuera de la actividad diaria”, matiza.
Sobrino ha hecho un repaso a los tratamientos farmacológicos disponibles, explicando los beneficios de la terapia combinada, deteniéndose especialmente en las ventajas que ofrecen los ARA2 frente a los IECA, sobre todo en cuanto a efectos secundarios, haciendo hincapié en que la elección entre unos y otros, al menos en España, no debe basarse en una cuestión de precio.
Redacción Médica/ Tendencias en Medicina