Hay quienes confunden “estado gripal”, generalmente benigno y sin complicaciones con la gripe o influenza. La vacuna antigripal previene efectivamente contra la influenza, que puede ser grave por las complicaciones que genera, particularmente en personas en situación de riesgo: embarazadas, adultos mayores, personas con otras enfermedades o disminución de la inmunidad.
Una persona vacunada puede tener un estado gripal, pero no influenza.
Se entiende por vacuna cualquier preparación destinada a generar inmunidad contra una enfermedad estimulando la producción de anticuerpos. La inmunización contra la gripe es una intervención de Salud Pública esencial para controlar tanto las epidemias estacionales como las pandemias de gripe. Desde hace más de sesenta años se cuenta con vacunas contra la influenza. En este largo período la experiencia obtenida ha demostrado su seguridad y eficacia. En poblaciones con riesgo de complicaciones graves, la vacunación reduce los ingresos hospitalarios y las muertes. Por tanto, la vacunación es la piedra angular de la prevención de influenza. Las vacunas antigripales son más eficaces cuando hay una buena correspondencia entre los virus circulantes y los presentes en la vacuna. Dado que los virus influenza evolucionan constantemente, las vacunas se producen cada año y su composición se basa en las cepas más importantes de virus que se han identificado, gracias al sistema de vigilancia mundial.
Las actuales vacunas trivalentes contra la influenza estacional incluyen tres cepas de influenza: una de influenza A/H1N1, una de A/H3N2 y una sola de influenza B. Los virus de la influenza A/H1N1, A/H3N2 y B han circulado y provocado enfermedades en humanos a nivel mundial desde 1977. En consecuencia, las vacunas contra la influenza estacional aprobadas contenían tres cepas, una de cada subtipo A y una del virus B.
Las próximas vacunas tetravalentes antiinfluenza contienen: • dos cepas A (H1N1 y H3N2) • dos cepas B (1 Yamagata y 1 Victoria). Presumiblemente, las vacunas antiinfluenza tetravalentes serían muy similares a las vacunas trivalentes actuales con licencia en cuanto a procesos de elaboración, excipientes, dosis y administración. La única diferencia esperable sería la inclusión de cuatro cepas de influenza (A/H1N1, A/H3N2 y cepas B de ambos linajes).
Las cepas de influenza B representan cada año, en promedio, el 24% y hasta el 44% de todos los virus de la influenza circulantes en los EE.UU. de 2001 a 2010. Estos resultados se corresponden con los datos de un estudio holandés que demostró que las cepas B representan en promedio el 29% de todos los virus de la influenza circulantes. De acuerdo con los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los EE.UU. desde 2001-2002 hasta 2010-2011 (excepto la pandemia de 2009-2010), la influenza B causó entre el 1% y el 44% de las muestras positivas de influenza enviadas por los laboratorios participantes. En promedio, el 24% de las muestras de influenza obtenidas durante este período dieron positivo para la influenza B. Los datos de vigilancia europea de las mismas temporadas fueron similares: la influenza B representó entre el 1% y el 60% de las muestras positivas de influenza y un promedio estacional del 23%. Estos datos concuerdan con un estudio holandés en el cual se analizaron sistemáticamente casos de enfermedad relacionados con la influenza desde 1992-1993 hasta 2006-2007 y se halló que la proporción de casos de influenza causados por el linaje B osciló entre el 0% y el 82% por temporada, con un promedio estacional del 29%.
La mortalidad relacionada con la influenza B afecta a todos los grupos etarios, pero la mayor proporción se da entre la población pediátrica (34% del índice de mortalidad, en promedio). Si bien la influenza B produce muertes en todos los grupos etarios, resulta una causa desproporcionada de muertes pediátricas. Los CDC empezaron a informar las muertes pediátricas por influenza en EE.UU. en la temporada 2004-2005. Desde 2004-2005 hasta 2010- 2011, a excepción de la pandemia de 2009-2010, la influenza B fue responsable de entre 22% y 44% de las muertes por influenza entre niños de 0 a 18 años en cada temporada.
Las vacunas tetravalentes ofrecerán mayor protección contra la influenza. En las temporadas en que la circulación de influenza B es mínima o que los virus B están bien emparejados con la cepa de vacuna trivalente, la vacunación con una vacuna tetravalente seguiría siendo beneficiosa por la creciente inmunidad del paciente a ambos linajes de influenza B y por los posibles beneficios clínicos en las temporadas subsiguientes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha respaldado la necesidad de una vacuna antiinfluenza tetravalente. Las recomendaciones de la OMS para la elaboración de vacunas contra la influenza en el hemisferio norte 2011-2012 identifican posibles cepas de ambos linajes de influenza B.
No lo dude: ¡Vacúnese! y siempre consulte a su médico.
Tendencias en Medicina, 2017;50:31-33.