Una nueva investigación demuestra que las mujeres jóvenes con hipertensión gestacional o preeclampsia en su primer embarazo tuvieron el doble de probabilidades que otras mujeres embarazadas de desarrollar hipertensión crónica años más tarde.
También mostraron un incremento de 70% en el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2 y un aumento de 33% en el riesgo de desarrollar hipercolesterolemia, aun después del ajuste considerable con respecto a factores de confusión pregestacionales, como índice de masa corporal, tabaquismo y antecedente familiar.
Esta cohorte de mujeres embarazadas tenía una edad promedio de 27 años, pero las que tenían hipertensión inicial que se resolvió después del embarazo desarrollaron factores de riesgo cardiovascular a una edad más joven, resaltó Jennifer J. Stuart, autora principal, doctora en ciencias, de Brigham and Women’s Hospital y Harvard Medical School, Boston, Estados Unidos.
Estas complicaciones del embarazo son como una señal de alerta, dijo, que indica la necesidad de comenzar la evaluación de estos factores de riesgo a una edad más temprana.
«Las mujeres que presentan preeclampsia o hipertensión gestacional deben de informar a su médico, y adoptar una dieta y estilo de vida saludables para el corazón ¾ tal como lo harían si tuviesen un antecedente familiar de enfermedad cardiovascular ¾ para reducir el riesgo cardiovascular y retrasar el inicio de la enfermedad», dijo en una declaración relacionada con el estudio, que fue publicada el 3 de julio en Annals of Internal Medicine.
¿Cuáles factores de riesgo? ¿Cuándo efectuar la detección sistemática?
Aunque no es el primer estudio en señalar un vínculo entre la hipertensión gestacional y la enfermedad cardiovascular subsiguiente, incluye el ajuste más detallado de los factores de confusión previos al embarazo y es uno de los estudios más extensos con uno de los seguimientos más prolongados, señalan Stuart y sus colaboradores.
Aproximadamente 15% de las mujeres embarazadas desarrollan un trastorno hipertensivo durante el embarazo, el cual, como señala la investigación, casi duplica su riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular subsiguiente, explican.
De hecho, las guías de la American Heart Association de 2011 recomiendan que los médicos evalúen el riesgo de enfermedad cardiovascular mediante la detección sistemática de un antecedente de trastornos hipertensivos del embarazo, pero «se cuenta con escasos datos respecto a cuáles factores de riesgo se deben de evaluar, así como la frecuencia y la sincronía de la detección sistemática», señalan los autores del estudio.
Para el estudio, Stuart y sus colaboradores identificaron 58.671 mujeres embarazadas en el Nurses’ Health Study II que no tenían hipertensión, diabetes de tipo 2 o hipercolesterolemia al inicio.
De estas mujeres, 2,9% desarrollaron hipertensión gestacional (presión arterial inicial de un mínimo de 140/90 mm Hg), 6,3% desarrollaron preeclampsia (diabetes gestacional más proteinuria) y las restantes eran normotensas durante su primer embarazo. Los nacimientos ocurrieron entre 1964 y 2008.
Hacia finales de 2013 (hasta 50 años de seguimiento), un tercio de las mujeres había desarrollado hipertensión crónica, 6,4% diabetes de tipo 2, y 55,6% hipercolesterolemia.
En comparación con un embarazo normotenso, la presentación de un trastorno hipertensivo en el embarazo predijo un incremento en el riesgo de desarrollar un factor de riesgo para enfermedad cardiovascular, después del ajuste con respecto a índice de masa corporal, actividad física, antecedente familiar de hipertensión o diabetes de tipo 2, edad al primer nacimiento, edad en 1989, raza o grupo étnico, uso de anticonceptivo oral, tabaquismo, consumo de alcohol, puntuación en el Índice de Alimentación Sana Alternativa y escolaridad de los padres.
Medscape/Farmanuario.