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Planes de alimentación para bajar de peso

 

Desde Tendencias  en Medicina te compartimos algunos planes de alimentación para bajar de peso. Los tratamientos deben ser personalizados, placenteros y seguros, y deben contemplar las preferencias de cada paciente y ser planificados para facilitar la adherencia a largo plazo.

Dieta moderadamente hipocalórica

La dieta moderadamente hipocalórica equilibrada es el tratamiento dietético más recomendado por los distintos organismos y sociedades científicas. En general, se denomina a la dieta con un déficit calórico de entre 500 y 1.000 Kcal/ día, no diferenciándose de forma importante la distribución de los macronutrientes de lo recomendado para la población general. Las European Guidelines for Obesity Management in Adults (2015) y las AACE/ACE Guidelines proponen una reducción calórica de: 500-1.000 Kcal/día, lo que determina un descenso de peso entre 0,5 y 1 kg/semana, equivalente a un 8% de pérdida ponderal en un período promedio de 6 meses. Se recomienda evitar planes alimentarios que aporten menos de 1.200-1.500 Kcal/día en mujeres y hombres, respectivamente, o que resulten inferiores al gasto metabólico basal del paciente. Las dietas equilibradas hipocalóricas pueden ser adaptadas a los pacientes en función de sus preferencias personales y culturales, lo que mejora la posibilidad de éxito a largo plazo.

Dietas de muy bajo valor calórico

Se puede considerar el uso de dietas de muy bajo valor calórico (DMBVC), de menos de 1.000 Kcal en adultos con obesidad debidamente seleccionados y con causas que justifiquen un descenso de peso a corto plazo. Estas dietas estarían indicadas en pacientes en preoperatorio de cirugía bariátrica con esteatosis hepática y aumento del riesgo quirúrgico, sólo pueden utilizarse como parte de un programa global, bajo la supervisión de un médico especialista, debido a los riesgos que involucra su uso. Solo pueden ser realizadas como máximo durante 6-12 semanas, o 12-16 semanas en forma continua, siendo necesaria la suplementación vitamínica y mineral para evitar deficiencias, ya que no aseguran cubrir el requerimiento del 100% de vitaminas y minerales. Si bien algunas de estas dietas producen a corto plazo una pérdida de peso importante, esta no se mantiene en el tiempo.

Este tipo de dietas pueden generar osteoporosis, litiasis vesicular, sarcopenia, pérdida de masa ósea, re ganancia de peso, trastornos alimentarios y arritmias cardíacas, entre otras complicaciones.

Dietas que modifican grasas versus hidratos de carbono

En comparación con una dieta baja en grasas (DBG), una dieta baja en hidratos de carbono (DBHC) logra una mayor pérdida de peso a 6 meses, sin embargo, al año o más el descenso de peso es similar en ambas. A un año o más, una DBHC produce un mayor incremento de lipoproteínas de alta densidad (HDL), y mayor disminución de triglicéridos (TG), que una dieta baja en grasas saturadas (DBGS), en ese período una DBGS produce mayor disminución de lipoproteínas de baja densidad (LDL). Las DBHC ocasionan más efectos adversos que las DBG, pudiendo incrementar la mortalidad si las grasas son de origen animal.

Por lo tanto para incrementar el efecto de la dieta en la pérdida de peso no se recomienda disminuir la proporción de carbohidratos (HC) e incrementar la de grasas. Tampoco se recomienda la disminución del índice glicémico (IG) o de la carga glicémica (CG) como estrategia específica en el tratamiento dietético de la obesidad.

Dieta hiperproteica

La dieta hiperproteica (DHP) puede lograr, a menos de 6 meses, mayor pérdida de peso que una dieta convencional rica en HC, pero no al año o más. Este tipo de dieta favorece la preservación de la masa magra mejor que una dieta rica en HC. Para lograr el mantenimiento o el incremento de la masa magra, durante la dieta hipocalórica, resulta eficaz aumentar el aporte de proteínas por encima de 1,05 g/kg, debiéndose limitar las proteínas de origen animal para prevenir un mayor riesgo de mortalidad total y cardiovascular a muy largo plazo. Debemos además considerar que la reducción significativa de HC (< 45%) y/o el incremento de proteínas (> 1,5 g/kg/día), podrían asociarse con la aparición de efectos adversos.

Si bien continúa el debate acerca de la proporción óptima de macronutrientes que genere una mayor pérdida de peso, existe fuerte evidencia respecto a la muy pobre adherencia que las personas presentan frente a las dietas más extremas o nutricionalmente desbalanceadas. Esto implica un elevado riesgo de abandono de la dieta, con reganancia de peso asociada.

Otras consideraciones sobre el tratamiento nutricional

Se recomienda una frecuencia de 4 ingestas diarias en horarios flexibles y colaciones opcionales e implementar estrategias para el control de las porciones. La velocidad del descenso no debe ser mayor al 1% del peso actual por semana. Se desaconseja el descenso rápido porque se observan potenciales riesgos para la salud. Se define como descenso rápido a la pérdida de peso de más de 1,5% por semana, por más de cuatro semanas. Algunos riesgos incluyen litiasis vesicular y pérdida de masa ósea.

Mantenimiento de peso

La segunda etapa del tratamiento del paciente obeso es el mantenimiento del peso perdido. Se considera como oscilación normal, en esta etapa, la variación de hasta 2 kg de peso. Luego del año, la frecuencia de los controles debería de ser al menos dos veces al año. El paciente obeso debe de comprender que, dado que la obesidad es una enfermedad crónica, el control del peso deberá de mantenerse durante toda la vida.

Los pacientes que han perdido peso deberían de participar a largo plazo (≥1 año) en un programa integral de mantenimiento de la pérdida de peso.

Actividad física

Se recomienda prescribir ejercicio aeróbico moderado para bajar de peso, ya que la dieta asociada al ejercicio es más eficaz que el ejercicio y la dieta aislados. Se entiende por ejercicio aeróbico moderado: tres sesiones de 30 minutos cada una por semana a una tasa de 65% a 75% de la frecuencia cardíaca máxima. Combinada con 1-3 sesiones por semana de ejercicio de resistencia.

Las modificaciones del estilo de vida en el tratamiento de la obesidad, son un factor primordial para el descenso de peso, disminuir el riesgo y mejorar (si ya están presentes) las numerosas patologías asociadas al sobrepeso y mantener el peso perdido. Dado el carácter crónico de la obesidad es necesario un seguimiento y supervisión continúa para prevenir la recuperación del peso, monitorear los riesgos de enfermedad y tratar las comorbilidades.

 

Licenciada Nutricionista Mercedes Delbono / Tendencias en Medicina.

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