Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) ampliaron la advertencia sobre el riesgo para coronavirus a fin de también abarcar a personas consideradas como pasadas de peso.
Ahora, la obesidad y la obesidad mórbida forman parte de la lista del CDC para afecciones que ponen a la gente en mayor riesgo de enfermar gravemente por el virus que causa la COVID-19.
La obesidad en sí misma se relaciona con varias complicaciones, como diabetes, presión arterial alta, dislipidemia y enfermedades cardíacas. Si bien todo esto ya existía antes de la COVID-19, ahora que apareció la COVID-19, a todos aquellos problemas de antes se suman otros más. La obesidad se relaciona con una inflamación de bajo grado y un efecto en el sistema inmunitario que afecta la susceptibilidad ante la COVID-19. La gente obesa tiene mayor probabilidad que las personas no obesas de presentar COVID-19 y sus complicaciones, incluida la muerte. De igual manera, quienes sufren diabetes y otras complicaciones de la obesidad también corren más riesgo.
El exceso de peso se define como un índice de masa corporal (IMC) entre 25 y 29.9. Un IMC de 30 o más se clasifica como obesidad. Se debe destacar que la pandemia determinó que más gente gane peso, dado que se realiza menos actividad. A su vez el encierro predispone a comer más porque les hace sentir bien y además, están estresados y con ansiedad.
Sin embargo, el confinamiento puede tomarse por otro lado. Se sale a comer menos, por lo que es posible cocinar más en casa, más sano e intentar hacer alguna actividad interior.
Clínica Mayo / Farmanuario.

