Cada vez son más las personas que se realizan la técnica del ayuno intermitente –alternar ciclos de ingesta con periodos de ayuno cortos. Pero, ¿qué tanto sabemos de lo bueno que es para nuestra salud?
Muchos apuntan solo a bajar de peso, pero el ayuno intermitente es mucho más que eso, ayuda a mantener una buena microbiota intestinal, que está directamente relacionada con el estado de nuestro sistema inmune y nuestro bienestar emocional.
Los microbios y las células nerviosas que habitan en el intestino se comunican entre ellas y con el cerebro de forma bidireccional mediante lo que se conoce como eje intestino-cerebro. De esta manera, se mantienen continuamente informados sobre cómo van las cosas en ambos extremos.
Sabemos que no es casualidad que nos duela el estómago, que tengamos diarrea o estreñimiento cuando estamos estresados y es lo que todo lo sentimos en nuestro estómago. Por eso es tan importante que el intestino esté sano para que el cerebro también goce de salud.
Los horarios
Nuestro ritmo circadiano, nuestro reloj interno, es el que regula la actividad de los órganos en función de la luz del sol. Por esto es clave saber cuándo comer. Esto quiere decir comer cuando haya luz solar, ahora en invierno el desayuno se podría realizar a las 8 de la mañana y la última comida del día sobre las 7 o las 8 de la tarde.
El concepto es adelantar un poco la hora de la cena y así poder realizar un ayuno intermitente hasta el día siguiente.
Esto hace mejorar la sensibilidad a la insulina, las digestiones, el estrés oxidativo, ayuda a la autolimpieza intestinal (la eliminación de los restos de la digestión anterior, muy importante para gente que sufre colon irritable, gases o trastornos digestivos), etc. Todo esto, siempre y cuando tu estilo de vida lo permita.
¿Qué sucede durante el ayuno en nuestro cuerpo?
Se activa un proceso de limpieza periódico, cuya función es barrer y limpiar el intestino de los restos procedentes de la digestión y por tanto de bacterias no necesarias, por lo que ayuda a mejorar las digestiones, reducir los gases, la hinchazón y el sobrecrecimiento bacteriano.
Consultamos a la Nutricionista Camila de Horta sobre cómo ve ella como profesional esta nueva técnica
“Es una forma que hoy en día se utiliza más que nada para descenso de peso pero no es más que otra forma de tener un déficit calórico, ya sea en ayuno, dieta keto o dieta de la luna”
Al sacar una comida, quito aproximadamente 300 calorías, siempre dependiendo la comida que saco. Esto quiere decir que seguramente voy a estar en déficit calórico al sacar esa comida. Si sacamos el desayuno por ejemplo, esto genera que en la tarde-noche tenga mucha más hambre. En el caso de la cena no es algo que se pueda cumplir tan fácilmente , porque es un momento de reunión familiar o eventos.
En mi opinión es mejor tener cada una de las comidas bien hechas en lugar de sacar una. Igualmente si mi paciente quiere hacer un ayuno, ajusto las comidas para que tenga los nutrientes correspondientes.