La Organización Mundial de la Salud (OMS) celebra cada 31 de mayo el Día Mundial Sin Tabaco, con el fin de concienciar a la ciudadanía sobre los riesgos para la salud asociados con el tabaquismo, así también se aboga por políticas eficaces para reducir su consumo.
El lema del Día Mundial Sin Tabaco de este año es: “El tabaco, una amenaza para el desarrollo”. A través de esta campaña –indica la organización- se demostrará que la industria del tabaco compromete el desarrollo sostenible de todos los países y se propondrán medidas de lucha contra la crisis mundial causada por el tabaquismo, que deberán adoptar las autoridades y la opinión pública, para promover la salud y el desarrollo.
La doctora Margaret Chan, directora general de la OMS, refiere que el consumo de tabaco es la principal causa de defunción por enfermedades crónicas no transmisibles, como las enfermedades cardíacas, las enfermedades pulmonares y el cáncer, y se lleva la vida de seis millones de personas cada año. Cada muerte a causa del tabaco es una tragedia que se hubiera podido evitar, por lo que es momento de poner fin a esta epidemia.
“De Uruguay a Australia, varios países grandes y pequeños han desafiado a la industria tabacalera al introducir el empaquetado neutro y etiquetas de grandes dimensiones con advertencias sanitarias gráficas. Allí donde las empresas tabacaleras han tratado de amenazar e intimidar a los países, los gobiernos correspondientes han respondido con medidas firmes para proteger la salud pública”, resalta.
La directora general agrega que, sin embargo, a pesar de estos signos evidentes de progreso, la industria tabacalera se ha reafirmado claramente en su intención de mantener un modelo de negocio que se basa en incitar a millones de nuevos usuarios (especialmente a los jóvenes) a consumir sus mortíferos productos.
A través de algunas medidas, como por ejemplo, “el aumento de los impuestos sobre los productos de tabaco, la exigencia de etiquetas gráficas de advertencia, la puesta en marcha de campañas mediáticas contundentes y la prohibición de la mercadotecnia y la publicidad de estos productos, los países pueden mejorar la salud de sus ciudadanos, contener el gasto sanitario y evitar que una nueva generación de niños, engañada por la industria tabacalera, caiga en esta adicción”, enfatiza la doctora Chan.
Fuente: OMS/Farmanuario