Del proceso digestivo depende en gran parte la salud de todo nuestro organismo. Ardores, hinchazón abdominal y pesadez, son los principales síntomas de una mala digestión o dispepsia. Según Gonzalo Guerra Flecha, del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas (CMED) de España, “gran parte de la culpa de las malas digestiones son porque no comemos de forma adecuado y, normalmente, lo hacemos en exceso”.
Para evitar sufrir estos problemas el gastroenterólogo de CMED nos ofrece 10 consejos y evitar las malas digestiones.
Consejos
- Comer despacio y masticar bien. “Debemos tener en cuenta que a medida que aumenta la velocidad a la que comemos, el estómago multiplica el tiempo que tarda en hacer la digestión”, asegura Guerra Flecha. Además, comiendo despacio no solo evitaremos que se produzcan gases, también necesitaremos ingerir menos cantidad de alimento, otra de las claves de una buena digestión. “La sensación de saciedad tarda unos 20 minutos en aparecer”, apunta el experto, de modo que si comemos deprisa es probable que lleguemos a sentirla demasiado tarde, cuando ya estemos empachados. Si tenemos poco tiempo, más vale comer un solo plato, pero con tranquilidad.
- El plato, pequeño y dividido en tercios. Una forma perfecta para saber si estamos comiendo bien y ayudando a nuestro organismo a hacer una buena digestión es la siguiente: los platos deberían estar ocupados en una de sus mitades por verduras y hortalizas, preferiblemente cocinadas, y en la otra mitad y a partes iguales por proteína de buena calidad (pescado o carnes magras) y un carbohidrato complejo, mejor si es patata o arroz. Además, los platos pequeños nos ayudan a comer menos y mejor: “Es más beneficioso comer poco muchas veces al día que mucho de una sola vez”, recuerda Guerra Flecha.
- Cuanta menos grasa, mejor. “Los alimentos fuertemente grasos son los más dañinos a la hora de hacer la digestión, por no hablar de su repercusión negativa sobre nuestra salud. Por eso, los expertos siempre recomendamos minimizar su consumo y, en la medida de lo posible, elegir otros en su lugar”, aconseja el fundador de CMED. Priorizar las carnes magras (pavo, pollo y conejo) y combinarla con guarniciones al vapor puede ser una interesante alternativa al consabido filete con patatas fritas.
- La fruta, entre horas. Estamos acostumbrados a acabar la comida con un postre y muchas veces elegimos una pieza de fruta, pero los expertos aconsejan evitar el postre y tomar la fruta a media mañana y a media tarde.
- El jengibre es la estrella. Un excelente remedio para aliviar las digestiones: “Añadir dos rodajitas de este rizoma, una de naranja y una de limón en una taza y aplastar muy bien con una cucharilla. Sobre ello, verter agua muy caliente y agregar una cucharadita de miel, una infusión perfecta para tomar después de comer”, señala Guerra Flecha. ¿El motivo? La miel es un prebiótico que viene muy bien a nuestra flora intestinal y la infusión es un depurante del hígado que favorece la digestión y es antioxidante, además de anticolesterol.
- La fibra que no falte. Frutas, verduras, legumbres y cereales te aportarán un alto contenido en fibra dietética a lo largo del día que ayuda a regular los movimientos intestinales y a evitar el estreñimiento.
- Cuidado con estos alimentos. “Estimulantes como el café o el alcohol, las bebidas carbónicas, y las especias picantes provocan más dispepsias”, afirma el experto, quien además desaconseja “absolutamente” tomar alcohol antes de comer. Si lo hacemos, la bebida ingerida se calienta en el estómago y la absorción es inmediata, lo que puede provocar que lleguemos antes a una intoxicación etílica. Un apunte, no se deben mezclar alcoholes. Si se empieza la comida con vino tinto, se acaba con vino tinto. Y nada de tabaco, amén de todos sus perjuicios, también empeora las digestiones y produce gases.
- Un poco de ejercicio diario, ayuda. Combatir el estrés, reducir el colesterol y ayudar a estimular los intestinos son algunos de los beneficios que la práctica diaria de ejercicio aporta a nuestro objetivo de tener una buena digestión. “Y si sustituimos la siesta por una agradable y tranquila caminata de 20 minutos después de las comidas, ayudaremos también a nuestro metabolismo a quemar grasas y a mejorar el tránsito intestinal”, explica el fundador de CMED.
- Diga sí a los yogures. Estos probióticos son unos excelentes reguladores del tránsito intestinal, reducen la sensación de hinchazón y su ingesta ayuda a prevenir y disminuir la incidencia de enfermedades infecciosas gastrointestinales. “Además, durante y después de un tratamiento con antibióticos, previenen la aparición de diarreas asociadas al uso de medicamentos”, apunta el experto de CMED.
- Y siempre beber agua. Y no nos referimos a hacerlo durante las comidas, si no a beber los dos o tres litros necesarios a lo largo del día. “Esta práctica beneficiosa para nuestra salud nos ayuda también a tener unas buenas digestiones y depurar nuestro organismo”, concluye Guerra Flecha.
CMED/ Farmanuario.