El yoga ha sido estudiado como una herramienta para mitigar los efectos secundarios del tratamiento en pacientes con cáncer de mama, pero nunca en individuos con cáncer de próstata.
La Dra. Neha Vapiwala, Oncóloga Radioterapeuta de la Universidad de Pennsylvania en Estados Unidos, sostiene que la idea utilizar el yoga como complemento para aliviar los efectos secundarios del tratamiento para el cáncer de próstata, tenía en contra la opinión de muchos escépticos. Asimismo, señaló que existen «mitos» que argumentan que los hombres no practican yoga, y que «los hombres con cáncer de próstata no están interesados en ese tipo de cosas”. Sin embargo, se obtuvo una «asombrosa» respuesta de los pacientes, muchos de los cuales desafortunadamente no pudieron participar debido a problemas de horario. «No son los hombres que estábamos pensando, no todos son aficionados de las actividades físicas y tenemos de todo tipo de hombres», señaló la autora.
Ensayo clínico
Se realizó un ensayo clínico aleatorizado en el que se observó que el yoga alivió los efectos secundarios de la radioterapia, así como de la terapia hormonal. Es decir, los hombres que practicaron esta disciplina físico-mental reportaron menor fatiga y mejora en las funciones sexual y urinaria, en comparación con los hombres que no lo hicieron.
La fase 2 del estudio se llevó a cabo entre octubre de 2014 y enero de 2016, en ésta, los participantes inscriptos a yoga (n = 22) asistieron a dos clases de 75 minutos por semana, durante 6 a 9 semanas. Los pacientes del grupo control (n = 28) continuaron las actividades que ya realizaban al inicio del estudio. La edad media de los participantes fue de 67,3 años y ninguno de ellos había practicado yoga anteriormente.
Resultados
La fatiga fue medida con el Inventario Breve de Fatiga (BFI), los participantes que realizaron yoga reportaron menor fatiga que los del grupo control, con fatiga global, impacto de la fatiga y las subescalas de severidad de la fatiga, mostrando interacciones significativas (p < 0,0001). En general, los hombres del grupo control presentaron empeoramiento de la puntación de fatiga, mientras que los participantes que realizaron yoga mostraron el efecto contrario. «Los hombres que practicaron yoga no solo no empeoraron, sino que mejoraron», indicó la Dra. Vapiwala.
Como endpoint secundario se valoró la función eréctil mediante la puntuación del Sexual Health Inventory for Men (SHIM) que mostró una interacción significativa (p = 0,0333). La autor señaló que «El grupo de yoga se mantuvo estable durante el estudio”.
Tipo de Yoga
El tipo de yoga utilizado en el estudio fue Eischens, que es una rama del popular yoga Lyengar. Eischens se centra más en la energía que en las complejas posiciones del cuerpo. Al igual que el yoga Lyengar, este tipo de yoga depende de herramientas, incluyendo sillas y cinturones, para realizar posturas. Estas modificaciones permitieron a los pacientes de edad avanzada, menos flexibles y con diferentes morfologías, participar en la actividad.
Fuente: Medscape/Farmanuario