Un reciente estudio sugiere que el ejercicio regular puede ralentizar el avance de la enfermedad de Parkinson que puede provocar temblores, rigidez y problemas para caminar.
La investigación de la Universidad de Northwestern y del Instituto de Rehabilitación, en Chicago, incluyó a más de 3.400 pacientes en Norteamérica, los Países Bajos e Israel, a quienes se dio un seguimiento durante más de dos años. En ese período, se evaluaron los cambios en la movilidad relacionados con el Parkinson al cronometrar cuánto tardaban los pacientes en levantarse de una silla, caminar tres metros, darse vuelta y volver a sentarse.
«Encontramos que las personas con enfermedad de Parkinson que mantuvieron 150 minutos de ejercicio a la semana tenían un declive más pequeño en la calidad de vida y la movilidad tras dos años, en comparación con las personas que no hicieron ejercicio o que hicieron menos ejercicio», señaló la investigadora líder, Miriam Rafferty, de la Universidad de Northwestern y del Instituto de Rehabilitación, en Chicago.
El estudio no observó qué tipos específicos de ejercicio podrían ser mejores para las personas con enfermedad de Parkinson. Pero los hallazgos sugieren que al menos 150 minutos de cualquier tipo de ejercicio a la semana ofrecen beneficios.
«Las personas con enfermedad de Parkinson deben averiguar qué tipo de ejercicio disfrutan, incluso las que tienen síntomas más avanzados», añadió Rafferty.
El estudio también encontró que las personas con una enfermedad de Parkinson más avanzada obtuvieron el mayor beneficio de aumentos en el ejercicio de 30 minutos por semana. Este hallazgo podría resultar importante para hacer que el ejercicio sea más accesible para estas personas. Actualmente, el aumento en su discapacidad podría limitar su participación independiente en programas de ejercicio comunitarios y de grupo, según los investigadores.
«La parte más importante del estudio es que sugiere que las personas que no alcanzan ahora los niveles recomendados de ejercicio podrían comenzar a hacer ejercicio hoy y reducir los declives en la calidad de vida y en la movilidad que pueden ocurrir con esta enfermedad progresiva», planteó Rafferty.
Fuente: Medscape/Farmanuario