El 12 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Fibromialgia, una condición médica crónica caracterizada por dolor musculoesquelético generalizado, astenia, alteraciones del sueño y síntomas cognitivos. Su diagnóstico es complejo y se basa en criterios clínicos y una evaluación integral. El presente artículo se desarrolla el abordaje en el primer nivel de atención, reconociendo su impacto sanitario y social.
Criterios Diagnósticos
El diagnóstico de la fibromialgia es clínico, sin pruebas específicas confirmatorias. Según la Sociedad Española de Reumatología (SER) y el Colegio Americano de Reumatología (American College of Rheumatology; ACR), se recomienda utilizar los siguientes criterios:
| Criterio | Descripción |
| Duración del dolor | Dolor musculoesquelético generalizado presente al menos 3 meses. |
| Distribución del dolor | Dolor en al menos 4 de 5 regiones del cuerpo (izquierda/derecha, superior/inferior, axial). |
| Índice de dolor generalizado (WPI) | Evaluación de 0 a 19 áreas dolorosas en la última semana. |
| Escala de gravedad de síntomas (SSS) | Fatiga, sueño no reparador, síntomas cognitivos, más síntomas somáticos; puntuación de 0 a 12. |
| Diagnóstico clínico positivo | WPI ≥ 7 y SSS ≥ 5, o WPI entre 4-6 y SSS ≥ 9. |
| Descartar otras causas | Exclusión de enfermedades como hipotiroidismo, lupus, enfermedades reumatológicas, etc. |
Manejo en el Primer Nivel de Atención
El tratamiento debe ser individualizado, combinando estrategias farmacológicas y no farmacológicas, con foco en la mejora de la calidad de vida y funcionalidad.
El primer nivel de atención cumple un rol clave en el diagnóstico, seguimiento y acompañamiento del paciente con fibromialgia. Se recomienda:
– Educación del paciente sobre la enfermedad y su naturaleza.
– Promoción de ejercicio físico regular y progresivo.
– Terapia cognitivo-conductual para el manejo emocional y del dolor.
– Uso racional de medicamentos con énfasis en antidepresivos y neuromoduladores.
– Referencia oportuna en caso de diagnóstico dudoso o comorbilidades.
El tratamiento farmacológico se basa en el uso de los siguientes:
- Antidepresivos tricíclicos (como amitriptilina): útiles en dosis bajas para dolor y sueño.
- Duloxetina: inhibidores duales de recaptación de serotonina y noradrenalina.
- Pregabalina: modulador del dolor central, aprobado para fibromialgia.
Se debe evitar el uso de opioides, corticoides y benzodiacepinas debido a la falta de evidencia de beneficio y el riesgo de dependencia.
Aunque la mayoría de los casos pueden manejarse en el primer nivel de atención, puede ser necesario una derivación a reumatología, psiquiatría o fisiatría en casos de diagnóstico incierto, presencia de comorbilidades complejas y respuesta terapéutica insuficiente.
Recomendaciones Finales
El abordaje debe ser integral y centrado en la persona, reconociendo la legitimidad de sus síntomas y necesidades. El fortalecimiento del rol del equipo de salud del primer nivel, junto con la capacitación y herramientas clínicas apropiadas, es esencial para garantizar una atención eficaz y humanizada.
Referencias
- 1. Ministerio de Salud Pública de Uruguay. Recomendaciones para el abordaje de personas con fibromialgia en el primer nivel de atención (2020).
- 2. Rivera J et al. Documento de consenso de la Sociedad Española de Reumatología sobre la fibromialgia. Reumatol Clin. 2006;2(Suppl 1):S55-66.
- 3. Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria. Fibromialgia: actualización SOVAMFIC 2021.
- 4. Cordero M. Fibromialgia: definición, etiología y programas de salud. Rev Costarric Salud Pública. 2013;22(1):41-49.

