La mortalidad infantil en Uruguay experimentó una importante disminución en 2017, alcanzando la cifra de 6,6 cada 1000 nacidos vivos. Cabe recordar que en 2016 el indicador había experimentado un incremento, de 7.50 en 2015 a 7.99. Los nuevos valores comprobados implican que han conservado la vida más de 100 recién nacidos. Esta cifra es importante en sí misma, pero además se magnifica al considerar que Uruguay está experimentando un descenso continuado de la natalidad.
Como es sabido, la mortalidad infantil refiere el número de defunciones de niños cada 1.000 nacimientos registradas durante el primer año de vida. Dentro de la mortalidad infantil se distinguen la neonatal que incluye los fallecimientos hasta el primer mes de vida- y postneonatal -hasta el año de edad. La neonatal precoz está incluida dentro de la neonatal y corresponde a los fallecimientos verificados desde el nacimiento hasta la primera semana de vida.
La tendencia a la baja se viene verificando en el país desde hace décadas, pero en el último año la caída fue de 7,9 a 6,6 cada 1000 nacidos vivos, una disminución importante que se asoció a la caída de los fallecimientos en el período neonatal precoz (primera semana de vida).
Con estas cifras, Uruguay queda ubicado dentro de los países de menor tasa de mortalidad infantil de la región. El indicador publicado para 2016 fue de 19 cada 1.000 nacidos vivos, quedando en ese año Uruguay en el 8 lugar con 7,9 o/oo. Según datos del Banco Mundial, los países de Europa y América del Norte registran valores entre 3 y 5 muertes cada 1000 nacidos vivos.
Las dos causas principales de mortalidad infantil en Uruguay son la prematurez y las malformaciones congénitas. Las cardiopatías congénitas se procuran diagnosticar durante los controles del embarazo, para lo cual se realiza la ecografía estructural entre las semanas 18 y 22 del embarazo, lo que permite descartar algunas problemáticas congénitas y derivar a esa embarazada de riesgo a una atención especializada.
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