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Infecciones urinarias: un mal de las mujeres

 

Las infecciones del tracto urinario (ITU) suponen una de las enfermedades infecciosas más prevalentes, con mayor carga sanitaria y económica sobre los sistemas de salud. Afectan con frecuencia a pacientes sanas, sin anomalías estructurales ni funcionales del aparato urinario.

La cistitis aguda infecciosa de la mujer afecta significativamente la calidad de vida de quien la padece; la mitad de las mujeres sufrirán un episodio durante su vida.

Son factores de riesgo: tener una madre con episodios de ITU, haber tenido ITU en la infancia, la constipación, las relaciones sexuales y tener una nueva pareja sexual.

Dolor al orinar, micciones frecuentes y urgentes, sensación de vejiga llena u ocupada, sin secreción e irritación vaginal, son los principales síntomas.

El examen de orina puede mostrar glóbulos blancos, glóbulos rojos, estearasas y nitritos positivos como indicativos, mientras se reserva el urocultivo para casos de sospecha de infección renal, o síntomas que no se resuelven o reaparecen 2-4 semanas después de finalizar un tratamiento.

Ante la presencia de síntomas atípicos, sospecha de infección renal o falta de respuesta a un antibiótico adecuado, suele indicarse la realización de estudios adicionales, fundamentalmente de imagen.

¿Cómo se producen?

La infección urinaria implica una relación desfavorable entre los factores de agresividad bacteriana y los mecanismos de defensa del paciente.

La vía más común para la llegada de gérmenes al aparato urinario es el ascenso a través de la uretra. Un paso inicial es la contaminación del periné (región entre el ano y los genitales) con la defecación. Esto explica que las mujeres tengan más frecuencia de infecciones del tracto urinario que los hombres dada la proximidad de la vagina, la uretra y el ano.

Por eso, los gérmenes vinculados son residentes propios del intestino como Escherichia coli en 70-95% de los casos. Y Staphylococcus saprophyticus entre otras bacterias intestinales como Proteus, Klebsiella, enterococcus.

Los mecanismos de defensa naturales implican, en primer lugar hábitos:

  • La ingesta abundante de líquidos promueve un flujo urinario mayor y por tanto impide la adherencia de gérmenes a las paredes de la vejiga.
  • Evitar la constipación disminuye la concentración de gérmenes en el intestino.
  • Orinar después del acto sexual limita la contaminación de la uretra y vejiga, que se desencadena por el coito.

Infecciones no complicadas pero recurrentes

Las ITU recurrentes son motivo de frustración en muchas mujeres con múltiples consultas previas, múltiples planes antibióticos y una considerable afectación de la calidad de vida previo a la llegada al consultorio urológico.

Sufrir una ITU es un factor de riesgo de recurrencia y muchas mujeres pueden cursar episodios reiterados que se resuelven durante largos períodos, para retomar infecciones recurrentes años mas tarde.

Se recomienda urocultivo en la etapa diagnóstica, y no se recomienda en forma sistemática la realización de urografías, tomografías, cistografías ni cistoscopías, salvo la repetición de infecciones renales descriptas, o sospechas de obstrucción urinaria o patología de cálculos renales.

Afecta tanto a mujeres jóvenes premenopáusicas, como postmenopáusicas y/o pacientes de edad avanzada. La ITU recurrente tiene una lógica de evolución crónica, así los esfuerzos terapéuticos deben enfocarse en el mismo sentido.

Incluye:

  • Modificaciones de comportamiento y hábitos que detallamos previamente.
  • Tratamientos no antibióticos.
  • Tratamientos antibióticos de mantenimiento o poscoital.

 

Dr. Rodrigo Melogno- Urólogo, Nutriguía para todos, 2018; 20: 08-11.

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