Está claro que la sociedad es cada vez más consciente de los beneficios que aporta una alimentación variada y saludable. La dieta alcalina ha sido una de las que en los últimos años ha saltado al estrellato y de forma literal,
porque han sido muchas celebrities las que han se han hecho eco de este régimen y de los kilos que se pierden con él.
Pero, para los que aún no lo tengan muy claro, ¿en qué se basa realmente este plan alimenticio? La dieta alcalina sostiene que las enfermedades se desarrollan en medios ácidos, es decir, con bajo pH, y, por ello, para prevenir ciertas enfermedades es necesario aumentar este pH alcalinizando nuestro organismo a través de la alimentación. De esta forma, este plan supone el consumo de un 80% de alimentos alcalinos o alcalinizantes (frutas, verduras y legumbres), más un 20% de nutrientes ácidos, que se concentran en la comida proteica y láctea.
La dieta alcalina parte de una teoría científica, pero se demostró que era errónea porque no existe evidencia científica alguna que respalde que el aumento de la alcalinidad en el cuerpo signifique mayor salud. Esta dieta milagro, como la llaman los expertos, ya ha sido cuestionada en varias ocasiones por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), que ha insistido siempre en que “no existe ningún alimento ni combinación de ellos que cure el cáncer.
Una afirmación que defiende también el Instituto Americano para la Investigación del Cáncer, que añade que, en realidad, nuestro equilibrio ácido-base está bien regulado porque, generalmente, el organismo sabe controlar el pH de la sangre.
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