La estimulación cerebral profunda es una técnica que utiliza un cable permanentemente conectado en el cerebro para enviarle impulsos eléctricos. La técnica fue autorizada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en ingles) para el tratamiento de la epilepsia que no responde a otros tipos de terapia. Ésta no elimina completamente las convulsiones, pero en la mayoría de las personas que se someten a ella, sí es posible reducirlas significativamente.
¿Qué es la epilepsia?
La epilepsia es un trastorno del sistema nervioso central. En una persona epiléptica, la actividad de las células nerviosas cerebrales se vuelve anormal y provoca convulsiones que, a veces, incluyen pérdida de la consciencia. Las crisis pueden variar, por ejemplo, algunas personas epilépticas presentan una crisis de ausencia y se quedan con la mirada fija por unos segundos durante la crisis o dan la apariencia de estar confundidas; otras, en cambio, pueden perder la consciencia y sacudir repetidamente los brazos y las piernas.
Tratamiento
La epilepsia, por leve que sea, requiere tratamiento, puesto que podría ser peligroso sufrir una convulsión mientras se hacen ciertas actividades como conducir un vehículo. La primera medida del tratamiento suele ser la administración de medicamentos para reducir o eliminar las convulsiones (alrededor del 66% de las personas logran controlar bien las convulsiones con el primer o segundo fármaco anticonvulsivo que intentan).
Cuando los medicamentos no pueden controlar bien las convulsiones, entonces la cirugía es otra alternativa. En la cirugía para la epilepsia, normalmente se extirpa la zona cerebral que provoca las convulsiones, pero este método solo funciona cuando se puede identificar claramente el sitio cerebral que desencadena las convulsiones. En algunas personas, eso es imposible y, por lo tanto, son quienes más podrían beneficiarse con la estimulación cerebral profunda.
La estimulación cerebral profunda para la epilepsia se lleva a cabo mediante una cirugía con el paciente dormido. El cirujano implanta un cable conductor delgado y con varios contactos o electrodos en la punta sobre un área cerebral profunda conocida como tálamo. El tálamo es básicamente una estación de retransmisión que distribuye las señales provenientes de los sentidos corporales a otras regiones del cerebro.
Después de confirmar mediante un examen por imágenes que los electrodos están bien colocados, se implanta bajo la piel de la zona de la clavícula un dispositivo llamado generador de pulso, que está programado para enviar impulsos eléctricos continuos al cerebro.
Un gran ensayo para investigación clínica descubrió que después de la estimulación cerebral profunda, alrededor del 15% de las personas epilépticas cuyas convulsiones no respondieron a otras terapias quedaron libres de convulsiones durante más de 6 meses. Aunque este porcentaje sea bastante bajo, para esas personas representa una mejoría importante y, a menudo, transformadora.
El estudio también mostró que dentro del grupo que respondió al procedimiento, la cantidad de convulsiones siguió disminuyendo con el tiempo.
Si bien la estimulación cerebral profunda es un procedimiento quirúrgico complejo, los riesgos implicados son bastante bajos, comparado con otros tipos de cirugía cerebral. Además, si ésta no es efectiva en el paciente, es factible revertirla porque se puede retirar los electrodos y el generador, sin lesionar el cerebro. Eso la convierte en una alternativa atractiva para las personas epilépticas que no han tenido éxito con otros tratamientos y en quienes no es posible precisar el sitio cerebral de donde provienen las convulsiones.
Mayo Clinic.