La incidencia de los linfomas está aumentando en España, pero también se ha incrementado la supervivencia de los afectados en los últimos años. Algunos de los tratamientos más avanzados frente al cáncer se están empezando a utilizar en este tipo de tumores de células de la sangre y se muestran especialmente prometedores los dirigidos a potenciar las defensas del propio organismo, aunque aún es pronto para aventurar su verdadero potencial.
No se conocen bien las causas del aumento de los linfomas, que se producen por una proliferación maligna de linfocitos (células defensivas del sistema inmunitario), aunque se cree que se debe a factores ambientales, según la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH).
Entre las novedades más destacadas en estos cánceres hematológicos se encuentran las terapias dirigidas, que son fármacos destinados a combatir directamente las alteraciones moleculares que los causan, y la inmunoterapia.
Lograr que el organismo reconozca y ataque el cáncer
La inmunoterapia es un tipo de tratamiento para el cáncer que estimula las defensas naturales del cuerpo.
Una de las vías para administrar inmunoterapia son las denominadas células T-CAR (o CAR-T), que consiste en extraer al paciente linfocitos T (células especializadas del sistema inmune), modificarlos genéticamente en el laboratorio y volverlos a introducir en el paciente
Esos linfocitos T modificados son capaces de reconocer las células malignas del cáncer y eliminarlas. De momento, la inmunoterapia con T-CAR se utiliza en casos refractarios al tratamiento convencional. Los resultados están siendo muy positivos, llevando incluso a respuestas completas en esos pacientes que carecen de otras opciones terapéuticas.
Efectos secundarios importantes
Porque aún se reserva su uso, es debido a que la munición con la que se carga a los linfocitos T está preparada para reconocer y destruir todos los linfocitos B. Por lo tanto, el paciente se queda sin estas células del sistema de defensa del organismo que tienen la importante función de generar los anticuerpos, predisponiendo a infecciones.
Hay otros efectos adversos de la terapia con T-CAR que pueden ser más preocupantes, pero ya se están buscando soluciones. Uno de los más frecuentes es el síndrome de liberación de citocinas, que son unas sustancias que se liberan como reacción al tratamiento y pueden provocar una reacción grave que lleve, incluso, a la muerte del paciente.
Otro efecto secundario importante es la toxicidad neurológica, cuya presentación es muy variada: puede ir desde una simple cefalea hasta el edema cerebral (acumulación de líquido en el cerebro).
Además, el alto costo económico de esta terapia avanzada puede frenar su universalización.
Cuidate PLUS / Farmanuario.