Una relación compleja
Cuando nuestras emociones están alteradas, ya sea por felicidad o angustia, conectamos con la comida. Las emociones nos predisponen a elegir determinados alimentos, pero ¿y al revés? ¿Nos afectan emocionalmente los alimentos que consumimos?
Hay alimentos asociados: tomamos cafeína para despertarnos y carbohidratos para serenarnos y calmar la ansiedad. Lo que plantean algunos expertos es la importancia de elegir mejores alimentos para calmar este tipo de emociones y necesidades y así evitar el círculo vicioso.
No es novedad que los estimulantes como el café o el mate debilitan al sistema nervioso y generan dependencia. Pero es común escuchar a la gente decir “si no consumo algo de eso, no funciono”.
En el caso del azúcar , dificulta la absorción de los minerales en el cuerpo y genera procesos de acidificación en la sangre.
Una alimentación rica en grasas por ejemplo, genera insomnio o dificultad para conciliar el sueño y en consecuencia, dormir mal origina estrés y malestar emocional. Por lo tanto , existe un círculo cerrado que vincula a la alimentación con las emociones.
Algunos alimentos para sumar a tu menú y reemplazar por otros:
Hongos shiitake:
Bajan el colesterol, reducen la presión y mejoran los estados de ansiedad, insomnio e irritabilidad. Refuerzan el sistema inmunológico.
Té bancha:
Es alcalinizante, diurético, digestivo y energizante sin producir nervios.
Castañas de cajú:
Contienen triptófano, un aminoácido, precursor de la serotonina, hormona del bienestar y serenidad.
La palta:
Tiene un alto contenido en vitamina B ,nos hace sentirnos mejor, ya que estimula la liberación de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina.
Espárragos:
Este es uno de los productos más altamente probados para combatir la ansiedad.