En junio de este año la OMS resolvió retirar el oseltamivir (Tamiflu o Zanamivir) de su lista de medicamentos esenciales.
Fue el resultado de una larga lucha de los científicos, que inició en 2009 a raíz de la pandemia de influenza A/H1N1, en la que el British Medical Journal ha desempeñado un papel sobresaliente junto con investigadores especialistas de Cochrane sobre el tema.
Hace 8 años, con motivo de la gripe pandémica el Grupo de Trabajo de Pediatría Basada en la Evidencia (GT-PBE), a petición de la Junta Directiva de la Asociación Española de Pediatría, elaboró un informe titulado: «Evidencias de la pandemia por virus influenzae A (H1N1)».
En ese documento se realizó una puesta al día basada en pruebas de los siguientes puntos:
– Magnitud de la enfermedad y grupos de riesgo
– Diagnóstico clínico y de laboratorio
– Medidas físicas de prevención
– Inmunización contra la gripe pandémica
– Tratamiento con medicamentos antivirales.
En el último apartado se comentó lo siguiente:
«Los inhibidores de la neuraminidasa (IN) son fármacos cuyo efecto ha sido ensayado en pacientes con gripe estacional. No se ha desarrollado hasta la fecha ningún estudio experimental sobre su efecto en la gripe pandémica, por lo que sólo podemos realizar extrapolaciones de la eficacia de estos medicamentos y presumir que su comportamiento será similar contra la nueva gripe. En niños, los IN producen una discreta disminución del número de días con síntomas: entre 0,5 y 1,5 días menos. Su efecto en la quimioprofilaxis tras la exposición también es muy modesto, pues produce una reducción del riesgo de gripe sintomática confirmada del 8%. Ello quiere decir que sería necesario tratar a 13 personas asintomáticas que han tenido contacto con un caso de gripe confirmada para evitar el contagio en uno sólo.
El modesto beneficio de los IN, unido a que no están exentos de efectos adversos gastrointestinales (principalmente vómitos) y particularmente neuropsiquiátricos en población pediátrica, recomienda limitar su uso terapéutico a pacientes pertenecientes a grupos en riesgo y, de éstos, particularizando cada caso en función de la gravedad del cuadro gripal y la enfermedad de base del paciente. El mismo criterio debería tomarse en consideración en el caso de la quimioprofilaxis tras exposición, y se podría considerar la eventualidad de que algún contacto de un caso pertenezca a un grupo en riesgo de sufrir enfermedad grave».
Consulte el documento a continuación: «Evidencias de la pandemia por virus influenzae A (H1N1)».
Fuente: Pediatría basada en pruebas.

