Una diabetes mal controlada desencadena multitud de complicaciones. Una de las más relevantes es la pérdida de visión por retinopatía diabética, que en casos extremos puede llevar a la ceguera total, siendo ésta la primera causa de ceguera prevenible a nivel mundial.
Sin embargo, existen medidas de prevención y tratamientos que permiten conjurar ese riesgo.
La afectación ocular se produce por el mismo motivo por el que la diabetes incrementa el riesgo de problemas cardiovasculares o renales, entre otros: la alteración del aparato circulatorio. El ojo tiene unos vasos sanguíneos muy pequeños y es uno de los primeros sitios en los que la alteración vascular de la diabetes se asienta. Estos vasos sanguíneos tienen una particularidad muy importante; se pueden ver alterados al natural, mirando el fondo del ojo, algo que no es posible hacer con otros órganos. Por lo tanto, la revisión oftalmológica del diabético no solo permite evaluar su visión, sino el estado general de su aparato circulatorio.
¿Se puede prevenir la retinopatía diabética?
La retinopatía diabética, se puede prevenir solo en parte. Todos los pacientes la acaban padeciendo, incluso los que están bien controlados. Lo que sí se puede evitar es llegar a un punto en el que la pérdida de visión sea irreversible.
¿Cómo se puede influir en ese deterioro de la retina para evitar que siga avanzando? De diversas maneras, empezando por la actitud y el estilo de vida del afectado. El propio paciente tiene mucho que ver en ello: más del 90% del tratamiento de la retinopatía diabética no depende del médico, sino del paciente.
Control estricto de la glucosa
El control estricto del azúcar (glucosa) en sangre es el principal pilar para evitar las complicaciones propias de la diabetes. Es muy raro que un diabético que tiene el azúcar bien controlado llegue a tener problemas de visión graves. La forma más fiable de verificarlo es la determinación de la hemoglobina glicosilada, que informa sobre la media de control de los últimos tres meses. El paciente tiene que estar concientizado y cumplir las medidas dietéticas y de todo tipo que le indican los médicos.
Además es importante mantener una tensión arterial normal, por lo que es aconsejable que los diabéticos tengan en casa un dispositivo para controlarse la presión y que lo hagan regularmente, y en caso de encontrarse alta, consultar a su médico.
Del mismo modo es recomendable abandonar el tabaquismo, mantener un peso adecuado y realizar actividad física regular, además de controlar el colesterol y los triglicéridos de forma periódica.
Ojo con la apnea del sueño
La apnea del sueño, es decir, la interrupción de la respiración durante el descanso nocturno, reduce el oxígeno que reciben tanto el cerebro como la retina lo que aumenta el riesgo de padecer retinopatía diabética. Por eso, los diabéticos que roncan mientras duermen deben hacerse un estudio de apneas nocturnas y, si se comprueba que padecen esas pausas respiratorias, corregirlas. Para ello existen unos aparatos que les ayudan a respirar por la noche, denominados CPAP.
Revisión periódica del fondo de ojo
Las revisiones oftalmológicas periódicas son cruciales para evitar el deterioro de la visión de los diabéticos. Se debe hacer un fondo de ojo una vez al año si no hay ninguna lesión en la retina. Cuando el diabético ya presenta alguna alteración es necesario incrementar la vigilancia: cada cuatro meses. Y si se aprecian problemas más graves se establecerá la periodicidad más adecuada en función de cada caso
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