La dieta cetogénica se caracteriza por ser muy baja en carbohidratos, entre 20 g y 50 g al día. Menos del 10% de la energía que consumimos a diario procedería de ellos, cuando en condiciones normales representan al menos el 50% de nuestra alimentación.
Por lo general, la dieta cetogénica incluye muchas carnes, huevos, carnes procesadas, salchichas, quesos, pescado, nueces, mantequilla, aceites, semillas y vegetales fibrosos.
A principios del 2020 se publicó el estudio “Ketogenic diet and adipose tissue inflammation—a simple story? Fat chance!” en la revista Nature Metabolism, en el que se vio el efecto que tenía una dieta cetogénica muy estricta en un grupo de ratones. El régimen alimenticio consistía en un 99% de grasa y un 1% de carbohidratos.
Se observó que al principio de seguir esta dieta, se reducía el riesgo de diabetes y la inflamación y mejoraba su metabolismo. Después de una semana, los ratones mostraban una reducción en los niveles de azúcar en la sangre y la inflamación. Sin embargo, lo que encontraron los investigadores fue que cuando el cuerpo está en este modo de ingerir un 99% de grasa y un 1% de carbohidratos, además de producirse una descomposición de la grasa, también tiene lugar un almacenamiento de esta. Cuando los ratones continuaron con la dieta alta en grasa y baja en carbohidratos más allá de una semana, consumieron más grasa de la que podían quemar, y desarrollaban diabetes y obesidad.
Efectos secundarios de la dieta cetogénica
Una de las principales críticas de esta dieta es que muchas personas tienden a comer demasiadas proteínas y grasas de baja calidad de los alimentos procesados, con muy pocas frutas y verduras. Los pacientes con enfermedad renal deben ser cautelosos porque esta dieta podría empeorar su condición. Además, algunos pacientes pueden sentirse un poco cansados al principio, mientras que otros pueden tener mal aliento, náuseas, vómitos, estreñimiento y problemas para dormir.
Las bondades de la dieta cetogénica a examen
Dos de las bondades que se atribuyen a la dieta cetogénica son la pérdida de peso y la reducción del riesgo cardiovascular. Sin embargo, no existen diferencias significativas entre adoptar esta dieta u otra, es decir, que si se consiguiera seguir una dieta cetogénica durante un año, el peso perdido sería similar.
Otro de los beneficios atribuidos a la dieta cetogénica es que permite controlar la glucemia en la diabetes tipo 2. Podría mejorar el control de la glucemia pero la calidad de la evidencia es tan baja que no se puede recomendar de forma general.
También se ha hablado de que esta dieta puede beneficiar a pacientes con cáncer. No hay evidencia científica en pacientes oncológicos. Sí hay indicios en que algunos casos podría ser útil, pero no hay evidencia robusta. Se necesitarían ensayos controlados y aleatorizados para generar una evidencia de mayor calidad.
Entonces ¿dieta cetogénica sí o no?
El mundo de la nutrición no es para nada ajeno a las modas y la dieta cetogénica es, en la mayoría de los casos, un ejemplo más de esto. Mejor que apuntarse a la dieta del momento, que dura unas pocas semanas o meses, se debe intentar adoptar un cambio que sea sostenible a largo plazo. Una dieta equilibrada y sin procesar, rica en frutas y verduras muy coloridas, carnes magras, pescado, granos enteros, nueces, semillas y aceite de oliva.
Conociendo los efectos secundarios que puede tener una dieta cetogénica, que no se puede recomendar a la población en general, así como la falta de una fuerte evidencia científica que la respalde, lo recomendable si quieres seguirla, es que te pongas antes en manos de un experto.
Muy Interesante / Farmanuario.