Nuestro planeta posee una superficie mayoritariamente cubierta por agua y las formas de vida que lo habitan basan su biología en ella, incluido el ser humano. Cuando a nuestro organismo
le falta la cantidad de agua suficiente, ya sea por falta de ingesta o por exceso en su pérdida, hablamos de un estado de deshidratación.
El agua es la molécula más abundante en el cuerpo humano y desempeña múltiples funciones: transporta nutrientes y gases, regula el volumen celular, participa en diversas reacciones químicas, ayuda a excretar toxinas, lubrica articulaciones, mantiene un correcto tránsito intestinal y actúa como termorreguladora, entre otras. Entre el 50 y el 60% del peso corporal de un adulto es agua, encontrándose distribuida en diferentes compartimientos; mientras que en los niños este porcentaje puede ascender a un 75% y descender a un 50% en ancianos.
En condiciones normales, nuestro cuerpo pierde agua a través del sudor, la orina, los heces, las lágrimas y la respiración; aunque el organismo tiende a mantener un balance recuperando el agua perdida al beber líquido y comer alimentos que la contengan.La deshidratación es un trastorno que ocurre cuando una persona pierde más líquidos de los que ingiere, y esto significa que el cuerpo no tiene tanta agua como debiera. Esta puede ser leve, moderada o severa dependiendo de la cantidad de líquido corporal que se haya perdido o que no se haya repuesto.
La deshidratación es un trastorno que ocurre cuando una persona pierde más líquidos de los que ingiere.
Dra. Carolina Juanena
Las causas de deshidratación más frecuentes van desde cuadros febriles, hasta diarreas o vómitos intensos, exposición prolongada al sol o a temperaturas elevadas sin reponer líquidos adecuadamente. En este sentido, los lactantes, los niños pequeños y los ancianos son la población más afectada por la deshidratación, ya que en ambas etapas de la vida no se ingieren líquidos suficientes porque el deseo de beber es más débil. Los deportistas también se encuentran en riesgo al practicar deportes intensos y prolongados expuestos a altas temperaturas.La forma más fácil de evitar la deshidratación es bebiendo abundante líquido sin alcohol, fundamentalmente agua, teniendo en cuenta que la cantidad a ingerir debe ser mayor a la cantidad que se pierde.
¿Cómo tratar la deshidratación?
· Si es leve:
Rehidratar bebiendo líquidos de forma gradual. Las bebidas de reposición isotónica son una buena opción para reponer de forma eficaz en adultos; mientras que en lactantes se usan las sales de rehidratación oral (SRO).
· Si es moderada:
Puede ser necesaria la administración de líquidos por vía intravenosa como sueros, aunque detectada a tiempo un plan de rehidratación vía oral también suele ser eficaz.
· Si es grave:
En esta situación de emergencia se requiere internación y atención médica de forma urgente.
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