De repente uno se despierta y no puede moverse. Sus músculos no responden y no sabe por qué. Tampoco puede pedir ayuda, no le sale la voz. Nos invade la angustia y en ocasiones, esta viene acompañada por una presión en el pecho que aumenta el desasosiego. Quienes la padecen no pueden olvidarla.
Ocurre justo antes de conciliar el sueño o, en la mayoría de las ocasiones, al despertar, en la transición del sueño a la vigilia. La persona sufre una parálisis muscular temporal mientras está totalmente consciente y despierta. A veces se presenta junto a algún tipo de alucinación de carácter multisensorial, es decir, vinculada a diferentes sentidos, como la vista o el oído.
Tanto las alucinaciones como la parálisis del sueño son síntomas asociados al trastorno denominado narcolepsia. En concreto, pueden estar presentes en alrededor del 30 y el 60 % de los pacientes. Eso no implica que quien padezca parálisis del sueño de forma habitual sufra también narcolepsia.
Los pacientes con esta alteración severa padecen una somnolencia persistente e irresistible, junto con una fuerte sensación de cansancio, que les provoca ataques de sueño a diario.
Su causa principal es un desajuste en los mecanismos que regulan el ciclo del sueño. En concreto, el vinculado a una fase específica: la denominada sueño REM (del inglés rapid eye movement o movimiento ocular rápido). O sea, hay una desincronización temporal entre la consciencia del sujeto, que está despierto, y el control muscular, atonía típica de la fase de sueño REM.
También hay indicios que lo han vinculado con la privación o falta intencionada de sueño durante un tiempo prolongado. Sin entrar a profundizar detalladamente en los mecanismos fisiológicos, una inadecuada higiene del sueño siempre contribuye, en mayor o menor medida, a agravar cualquier trastorno del sueño.
Por lo tanto, si evitamos la presencia de luz y ruido en la habitación, mantenemos la temperatura adecuada, somos constantes a la hora de acostarnos y levantarnos, no consumimos ningún tipo de estimulante y estamos relajados, tendremos menos posibilidades de vivir un episodio de parálisis del sueño.