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Sobre pandemia, amor y miedo

El psicólogo y escritor uruguayo explica cómo se han visto afectadas las relaciones de pareja durante la pandemia y cómo la cuarentena propició la intensificación de ciertas patologías mentales. Dice que el miedo es la antítesis del amor y brinda algunas herramientas para no caer en el pánico cuando todo parece adverso.

Psic. Gustavo Ekroth

Hay quienes coinciden en que todas las elecciones de nuestra vida tienen un por qué, pero en este caso parecería ser que la Psicología lo eligió a él. Desde una edad muy temprana, Gustavo Ekroth tuvo la clara certeza de que no quería ni podría dedicarse a otra cosa que no fuera ayudar a las personas que sufren emocionalmente. Pero no fue fácil cargar con esa temprana determinación vocacional: “Siempre me hizo sentir mal y muy mal observar el sufrimiento ajeno, y sobre todo cuando este sufrimiento emocional parece ser innecesario y evitable. Ingenuamente, en ese momento, pensé que a través de la Psicología, escuchando a las personas, entendiendo y aconsejando podía ser útil a los demás y evitarme el sufrimiento de ver sufrir a otros. Luego con el tiempo, descubrí que la magia, el arte y la ciencia de la psicoterapia van muchísimo más allá de ese pequeño horizonte que me había propuesto alcanzar”, reflexiona el autor del bestseller La locura uruguaya. Ese deseo de querer ayudar al otro toma un significado muy especial en esta nueva normalidad, cuando la salud mental ha estado muy vulnerada por el aislamiento social, el temor a la enfermedad, la pérdida de trabajo y la distancia con seres queridos. Hoy, la responsabilidad y el desafío de escuchar al otro es doble, por ello conversamos con Ekroth sobre la nueva vida en pandemia, las consecuencias del aislamiento social, el amor y el miedo en tiempos de cuarentena.

¿Es difícil para un psicólogo no llevar la carga emocional de su trabajo a casa?

No solo es difícil, sino que en ciertas circunstancias críticas específicas es prácticamente imposible no caer en hacerlo. Cuando realmente nos interesa lograr el bienestar de las personas que solicitan nuestra ayuda profesional, la preocupación más allá del consultorio, sobre todo en situaciones límites, es hija de la empatía. Para mí la primera defensa contra la contaminación emocional excesiva es la acción terapéutica. Es enfocar el máximo de atención y energía en ocuparme de resolver el problema en el consultorio en lugar de preocuparme pensando esto o aquello cuando estoy en mi casa. La segunda línea de acción, imprescindible desde mi modesto punto de vista, es disponer de uno o dos métodos sistemáticos para lograr liberar cargas emocionales periódicamente o incluso todos los días. Para mí hoy la liberación de cargas y energías acumuladas, es a través de la práctica regular de algunas de las nuevas técnicas de meditación activas, sumado al hobby de los deportes intensos, pero claramente también hay otras maneras efectivas de hacerlo.

“La primerísima medida imprescindible y necesaria para alejarnos del miedo es acercarnos todo lo que podamos al amor”.

Ekroth

¿Qué patologías mentales se agudizaron en pandemia?

En mi experiencia prácticamente todas las patologías preexistentes se han agudizado, pero sobre todo los trastornos de ansiedad, como por ejemplo los ataques de pánico o las obsesiones. También las depresiones se han visto aumentadas. 

¿Cómo la cuarentena ha afectado las relaciones de pareja?

En lo que corresponde a las parejas creo que esta situación de crisis afianzó, profundizó y mejoró el vínculo en muchas relaciones que ya venían bien, pero también terminó desestabilizando a muchas que ya venían tambaleándose. Una observación general es que los cambios en las rutinas y el aumento del tiempo de convivencia, en muchos casos, han elevado los niveles de irritabilidad y estrés intrapareja. En estos casos fue de ayuda lograr mantener los espacios personales y delimitar claramente los horarios de trabajo, recreación y descanso.

¿Qué ocurre con el amor en tiempos de pánico?

El amor está exactamente en las antípodas del miedo. Cuando aparece el amor, el miedo se desvanece, y cuando aparece el miedo, el amor no está presente. Algunos dicen que lo contrario del amor es el odio. Yo me siento mucho más alineado con los que piensan que lo contrario del amor es el miedo.   Pensemos en el inicio de una nueva relación de pareja todo es puro amor, no hay miedo a nada, no importan en absoluto las diferencias socioeconómicas, o de edad o de gustos personales. Ni siquiera se le teme al futuro, se vive y respira en un eterno presente sin tiempo. Tal vez esa misma pareja idílica más adelante comience a desplegar miedos varios: ¿Me dejará de amar? ¿Está conmigo por interés? ¿Con quién estará ahora? ¿Estará pensando en dejarme? Con la aparición de esos miedos omnipresentes, ellos también se estarán preguntando: ¿Dónde se fue el amor? En tiempos de pánico, el amor es casi un imposible. El miedo irracional descontrolado es la reacción básica instintiva de supervivencia individual, es egoísta y nada tiene que ver con el amor. Cuando entramos en pánico todo nuestro cuerpo se prepara para correr lo más rápido y lejos que podamos, el corazón late fuerte y rápido, aumenta la presión arterial, la respiración se convierte en un jadeo, la sangre se redistribuye fundamentalmente a los músculos de las piernas, etc. Obviamente nada de esto cumple ninguna función útil ni necesaria; en nuestros tiempos de pánico, no podemos salir corriendo. ¿A dónde podríamos ir? Sin embargo, al no lograr “quemar” todo ese enorme caudal de energía, la propia activación fisiológica termina “quemándonos” a nosotros mismos emocional y físicamente. En este estado de cosas y teniendo en cuenta que el pánico como emoción eclipsa a todas las demás emociones y sentimientos, el amor en todas sus formas y expresiones (como por ejemplo el amor a sí mismo, el amor a la pareja, o el amor a la naturaleza) puede resultar una tarea ardua e inestable.

¿Cómo es posible alejarse del miedo en este contexto?

La primerísima medida imprescindible y necesaria para alejarnos del miedo es acercarnos todo lo que podamos al amor. Un buen comienzo podría ser ejercitar el amor más olvidado y el menos valorado, el amor a uno mismo, sobre el cual se sustentan todos los demás amores. Para luego continuar con el amor al prójimo, la familia, los amigos, la naturaleza, entre algunos otros. El segundo tip para alejarnos del miedo sería poner un freno a nuestra mente parlanchina. Tenemos que distanciarnos de nuestros pensamientos negativos y catastróficos. Todo miedo exagerado está hecho de puros pensamientos distorsionados. Necesitamos analizar estos pensamientos y modificarlos creando pensamientos más realistas y menos atemorizantes. Por ejemplo, analizar en porcentajes las probabilidades reales de que algo que tememos ocurra verdaderamente. Lo último y no menos importante para alejarnos del miedo es la practica regular de técnicas de relajación y meditación. Ellas ayudan de una manera importante a distender las tensiones mentales y físicas ocasionadas por el miedo.     

En una nota de su blog plantea la pregunta: “¿Qué determina que una persona común crea en lo no creíble y se aferre con uñas y dientes?” ¿Cuál es la respuesta?

Se dice que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Generalmente, la vecina chismosa se da cuenta del engaño amoroso mucho antes que el propio vecino engañado. Es más fácil mentirle a alguien que creyendo en la mentira logra evitar enfrentar un hecho doloroso, que mentirle a alguien que no gana nada o incluso pierde algo si se traga la mentira. No querer ver la realidad es una especie de droga que puede darnos un pequeño “bienestar’ inmediato, pero mucho sufrimiento en el futuro. Como dicen: es pan para hoy y hambre para mañana. La infelicidad crónica suele ser un factor detonante para aferrarse a ideas, conceptos e informaciones falsas. Una persona muy triste, deprimida o carenciada tiene la “necesidad” de creer que alguien o algo mágicamente va a resolver todos sus problemas. Una persona desgraciada suele ser la presa más fácil para los vendedores de ilusiones, sean estas posibles futuras parejas, estafadores en potencia o falsos gurúes, la desesperación nubla la razón. Por ejemplo, la esposa cuyo marido es alcohólico crónico y cree que mágicamente de un día para otro (sin hacer nada en especial) dejará la bebida con su sola fuerza de voluntad. También la tendencia a la pasividad y la inacción unida a una baja tolerancia a la frustración puede llegar a ser un factor predisponente para creer conceptos totalmente falsos y sin fundamentos lógicos. Por ejemplo, las personas informadas e inteligentes que cuando salen a correr usan prendas abrigadas para transformar mágicamente la grasa en agua y poder seguir comiendo todo lo que tengan ganas sin sentirse tan culpables.

Una reflexión personal

Con motivo del Día de la Madre, en su blog personal Gustavo Ekroth alude a una reflexión muy interesante acerca de que “cuando en el mundo material nace y crece un niño, en el mundo espiritual nace y crece una madre”. Esto no es más que reconocer la importante transformación psicológica, emocional y espiritual que enfrenta la mujer luego de dar a luz. En palabras del experto: “Antes, sentía pensaba, actuaba y vivía de una manera, ahora todo eso cambió. Es madre y ve el universo con otros ojos, tiene otras expectativas y prioridades. Por ejemplo, puede suceder que esa misma mujer antes de ser madre estuviera muy interesada y enfocada a su pareja y la sexualidad; ahora nada de eso parece tan importante o incluso necesario. ¿Qué ha pasado? Gran parte de esa energía biológica instintiva se ha transformado en amor, dedicación y preocupación hacia esa nueva vida. Convertirse en madre crea un enfoque de la vida más generoso, compasivo, amoroso y esperanzador, imprescindible para el sano desarrollo afectivo emocional del niño”.

“Los cambios en las rutinas y el aumento del tiempo de convivencia, en muchos casos, han elevado los niveles de irritabilidad y estrés intrapareja”.

Psic. Gustavo Ekroth
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