Amamantar es el primer acto de amor de una madre hacia su hijo y uno de los derechos fundamentales del recién nacido. Pero así como es un proceso natural para toda mujer que se convierte en mamá, la lactancia es un largo camino de aprendizaje donde la confianza, el apoyo, la voluntad y la paciencia serán aliados fundamentales.
La lactancia materna es la forma de alimentación que ofrece a los niños el mejor comienzo de la vida y contribuye a un mejor crecimiento, desarrollo emocional, intelectual y psicosocial del bebé al contener no solo todos los nutrientes en cantidad y calidad adecuados, sino también componentes inmunológicos, inmunomoduladores, hormonales y células vivas. Según la Organización Mundial de la Salud, el Programa de la Niñez del Ministerio de Salud y la Sociedad Uruguaya de Pediatría, se recomienda que los lactantes sean alimentados exclusivamente con leche humana durante los 6 primeros meses para lograr un crecimiento y un desarrollo de salud óptimos, y aunque a partir de ese momento deben recibir alimentación complementaria adecuada, inocua y segura, también se sugiere no abandonar la lactancia hasta los 2 años o más.
Todos los mamíferos producen leche y debido a que cada especie es diferente, con necesidades particulares y hábitats diversos, cada leche tiene características propias que la diferencian significativamente de otras, haciéndola adecuada y específica para la cría de cada especie. A modo de ejemplo, la leche de las focas que viven en el Atlántico norte contiene un 70% de grasas, pues la foca bebé necesita al nacer formar rápidamente una gruesa capa de grasa bajo la piel para sobrevivir, lograr mantener la temperatura y aislarse del frío medioambiental.
La Dra. Rosebel de Oliveira, Pediatra y Neonatóloga, explica que “la leche materna es única, es un líquido vivo que está especialmente diseñado para alimentar al bebé humano, que además se adapta y cambia su composición a lo largo del tiempo, a lo largo del día e incluso en una misma toma para satisfacer las necesidades del niño. La leche de los primeros días de vida denominada calostro es pequeña en cantidad, lo que permite la adaptación progresiva del tríptico deglución-succión-respiración, tiene alta concentración de proteínas protectoras e inmunoglobulina A que recubre la mucosa intestinal y previene la absorción de macromoléculas extrañas cuando el sistema inmune del niño aún es inmaduro. Además, contiene linfocitos y macrófagos (100.00 por mL) lo que brinda al recién nacido protección eficiente contra los gérmenes del medio ambiente (virus, bacterias, parásitos). La leche del final de cada toma contiene mayor concentración de grasas para ofrecer saciedad al niño y aportarle mayor cantidad de calorías”, cuenta.
Según la Dra. de Oliveira, los beneficios de la lactancia no son solo para el niño, sino también para la madre, la familia, la sociedad y hasta la ecología (se destaca a la leche materna como un recurso natural y renovable, ambientalmente importante), por lo que se considera a la lactancia como “un regalo para toda la vida”. Desde el punto de vista del bebé amamantado, en lo inmediato tiene una nutrición óptima porque ningún alimento es mejor que la leche materna en cuanto a calidad, consistencia, temperatura, composición y equilibrio de sus nutrientes; mientras que en la infancia y edad adulta también ofrece beneficios como una menor prevalencia de diabetes 1, de leucemia, de sobrepeso y obesidad, así como de las enfermedades crónicas no trasmisibles. Los niños amamantados son más activos, presentan un mejor desarrollo psicomotor, una mejor capacidad de aprendizaje y menos trastornos del lenguaje, de hecho, se vincula la lactancia materna con un mayor coeficiente intelectual a lo largo de su vida. Además, del equilibrio funcional de la succión-deglución-respiración en los primeros meses de vida depende en gran medida el buen desarrollo dento-máxilo-facial y la maduración de las futuras funciones bucales (masticación, expresión mimética y fonoarticulación del lenguaje).
Por otro lado, entre los beneficios de la lactancia para la madre recordamos: disminuye el sangrado uterino posparto, ayuda a establecer el apego y a generar una intensa unión e interdependencia de la madre con su hijo, produce en ella un sentimiento de valoración de sí misma y un equilibrio emocional que promueven su desarrollo integral como mujer. La lactancia cumple también un importante rol en la prevención del cáncer de mamas y ovarios, reduce el riesgo de diabetes 2, de artritis reumatoidea y de osteoporosis.
Dra. Rosebel de Oliveira / Hola Salud.