Vacunas contra la influenza
Se entiende por vacuna cualquier preparación destinada a generar inmunidad contra una enfermedad estimulando la producción de anticuerpos.
La inmunización contra la gripe es una intervención de Salud Pública esencial para controlar tanto las epidemias estacionales como las pandemias de gripe.
Desde hace más de sesenta años se cuenta con vacunas contra la influenza. En este largo período la experiencia obtenida ha demostrado su seguridad y eficacia.
En poblaciones con riesgo de complicaciones graves, la vacunación reduce los ingresos hospitalarios y las muertes. Por tanto, la vacunación es la piedra angular de la prevención de influenza.
Las vacunas antigripales son más eficaces cuando hay una buena correspondencia entre los virus circulantes y los presentes en la vacuna. Dado que los virus influenza evolucionan constantemente, las vacunas se producen cada año y su composición se basa en las cepas más importantes de virus que se han identificado, gracias al sistema de vigilancia mundial.
Desde 1948, la Red de Vigilancia de Influenza de la Organización Mundial de la Salud (Sistema Mundial OMS de Vigilancia y Respuesta a la Gripe (GISRS) —una red de Centros Nacionales de la Gripe y Centros Colaboradores de la OMS en todo el mundo—, proporciona una base eficaz para la actualización anual de las formulaciones de vacunas contra la influenza, y contribuye enormemente al conocimiento de la epidemiología de influenza.
Debido a la deriva antigénica, la OMS examina la composición de las vacunas interpandémicas dos veces al año y realiza recomendaciones para que se actualicen sus composiciones.
Inclusión de virus A y B
Los virus A y B circulantes causan brotes y epidemias. Los síntomas de la infección causada por el tipo A o B de influenza son similares en manifestación y gravedad. Es por ello que en las vacunas contra la gripe estacional se incluyen las cepas pertinentes de virus A y B.
Dos linajes antigénicamente distintos de los virus de la influenza B han circulado en todo el mundo desde 1985. Las vacunas trivalentes de gripe estacional contienen antígenos de un único virus de la influenza B y por lo tanto proporcionan inmunidad limitada contra las cepas circulantes de influenza B del linaje no presente en la vacuna.
En los últimos años, las predicciones acerca de qué linaje B predominará en una próxima temporada de influenza no han sido mejores que la casualidad. Por consiguiente, las vacunas contra la gripe estacional podrían mejorarse mediante la inclusión de la influenza B de ambos linajes.
Las vacunas contra la gripe cuatrivalentes resultantes permitirían que las campañas de vacunación contra la influenza respondan más eficazmente a la epidemiología mundial.
La OMS actualiza sus recomendaciones sobre la composición de las vacunas para que cubran los tres tipos (vacunas trivalentes) más representativos de virus en circulación (dos subtipos de virus de gripales A y uno de virus gripales B).
Desde la estación gripal 2013-2014 en el hemisferio norte, la OMS recomienda la incorporación de un cuarto componente a las vacunas.
Con esta incorporación de un segundo virus B a los ya presentes en las vacunas trivalentes se espera obtener una mayor protección contra las infecciones por virus B.
Es indiscutible que no hay intervención sanitaria preventiva
más costoefectiva que la inmunización.
Bibliogafía de referencia
- http://www.who.int/influenza_vaccines_plan/es/
- http://www.who.int/topics/immunization/es/
- http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs211/es/
- http://www.who.int/features/qa/seasonal-influenza/es/
- http://www.who.int/influenza/resources/documents/WHO_CDS_CSR_RMD_2004_8es.pdf?ua=1
- https://espanol.cdc.gov/enes/flu/protect/vaccine/quadrivalent.htm?mobile=nocontent
- Christopher S. Ambrose CS, Levin MJ. The rationale for quadrivalent influenza vaccines. Hum Vaccin Immunother. 2012 Jan 1; 8(1): 81-88.