El Premio Nobel en Fisiología o Medicina 2018 se otorgó a dos investigadores en cáncer, por su descubrimiento acerca de la manera de aprovechar el sistema inmunitario para atacar células tumorales, lo cual condujo al tratamiento con inhibidores de punto de control inmunitario.
El tratamiento del punto de control ha revolucionado la forma de atacar el cáncer, y fundamentalmente ha modificado la perspectiva de cómo se puede tratar esta enfermedad.
El nacimiento de la inmunoterapia del cáncer
Durante la década de 1990, en la University of California, en Berkeley, Estados Unidos, el Dr. Allison descubrió que la proteína CTLA-4 funciona como un freno para las células T.
Después desarrolló un anticuerpo que se une a CTLA-4 y bloquea su función, se comenzó a investigar si el bloqueo de CTLA-4 a su vez podía desbloquear el freno de la célula T y liberar al sistema inmunitario para atacar células cancerosas. A finales de 1994 se llevaron a cabo los primeros experimentos. Donde los ratones con cáncer se curaron con un agente anti-CTLA-4.
En 2010, un estudio clínico clave demostró efectos notables en personas con melanoma avanzado. En varios pacientes desaparecieron signos de cáncer residual.
En 1992, el Dr. Honjo descubrió PD-1 (muerte celular programada 1), otra proteína expresada en la superficie de las células T. Está proteína PD-1 (al igual que CTLA-4) también funciona como un freno para la célula T, mediante otro mecanismo de acción.
El trabajo pionero de los doctores Allison y Honjo en el tratamiento con inhibidor de punto de control inmunitario condujo al desarrollo de varios fármacos, entre ellos ipilimumab (Yervoy, Bristol-Myers Squibb), el primero de los inhibidores de punto de control, y los inhibidores de PD-1 nivolumab (Opdivo, Bristol-Myers Squibb) y pembrolizumab (Keytruda, Merck & Co).
Medscape / Tendencias en Medicina.

