¿Todos podemos comer de todo? Existen condiciones fisiopatológicas y momentos del ciclo vital en los que debemos adaptar nuestra alimentación, en este caso los hidratos de carbono, para evitar problemas digestivos, problemas metabólicos o problemas inmunológicos, que pongan en riesgo nuestra salud. A continuación te contamos que enfermedades requieren de situaciones nutricionales especiales.
Favismo
Es una alteración genética que produce el déficit de una enzima presente en los glóbulos rojos; la glucosa 6 fosfato deshidrogenasa. Da lugar a una anemia severa por destrucción de los glóbulos rojos.
El cuadro clínico puede variar pero por lo general los síntomas de una anemia incluyen palidez, debilidad, mareos, taquicardias incluso coloración amarilla de la piel. No hay tratamiento para esta enfermedad y lo que se recomienda al paciente es no consumir alimentos relacionados con el desarrollo de la sintomatología, reducir o no consumir habas, por ejemplo y también algunos medicamentos.
Por lo general el paciente que tiene cuidado con su alimentación puede llevar a cabo una vida normal.
Alergia al trigo
La alergia al trigo puede ser consecuencia del consumo del cereal o sus derivados como harinas, pastas o sémolas, o alimentos que lo contengan. Las personas con esta alergia también suelen tenerla a la cebada o el centeno.
Los síntomas son urticaria, inflamación de las vías respiratorias. En los casos graves se puede producir un shock anafiláctico que puede poner en riesgo la vida de la persona.
El tratamiento consiste en la exclusión total del trigo de la dieta. Dado que forma parte de una gran cantidad de alimentos de la dieta, se requiere de un ajuste dietético estricto para evitar una malnutrición.
Sensibilidad al gluten
Se caracteriza por síntomas intestinales parecidos al cuadro clínico de la enfermedad celíaca, pero también presenta unos no digestivos como dolor de cabeza, erupción cutánea o confusión mental. No se conoce con exactitud las sustancias responsables de esta reacción. No hay una reacción inmunológica clara y el diagnóstico requiere descartar la enfermedad celíaca, la alergia al trigo y otros desórdenes que pudieran estar asociados a su sintomatología.
El tratamiento pasa por la supresión temporal del gluten hasta la reducción de la inflamación intestinal, la reducción de ingesta de medicamentos así como la ingesta de hidratos de carbono fermentables.
Una vez recuperado, la dieta debe ser normal, ya que los cambios requeridos en la dieta pueden poner en riesgo la cobertura de la energía y por lo tanto aumentar el riesgo de malnutrición.
Enfermedad celíaca o hipersensibilidad alérgica al gluten
El 1 % de la población mundial padece esta enfermedad, aunque la mayoría aún no lo sabe. La celiaquía es una alteración autoinmune, y se dan en individuos genéticamente predispuestos a padecerla. Les causa una atrofia de las vellosidades del intestino delgado, por lo tanto los nutrientes se absorben peor con síntomas de alto alcance.
El gluten está presente en el trigo, la cebada, el centeno, en la avena. Normalmente el diagnóstico de la celiaquía lo hace el gastroenterólogo. Implica análisis de sangre y a veces biopsia del intestino.
Los principales síntomas son digestivos, pero también puede haber síntomas como cansancio, irritabilidad, anemia, retraso del crecimiento, o incluso infertilidad. El único tratamiento es el seguimiento estricto de una dieta libre de gluten.
Diabetes
Es una enfermedad en la que los niveles de glucosa en sangre pueden estar muy altos debido a que la insulina no se produce debidamente o no funciona bien para que la glucosa entre en las células y sea utilizada como fuente de energía. En la alimentación toma mucha importancia el tipo, cantidad y reparto de los hidratos de carbono en la dieta diaria.
Es importante siempre ponerse en manos de un profesional de la salud ante cualquier duda.
EFE / Farmanuario.