En los últimos años, el consumo uruguayo de productos ultraprocesados viene aumentando considerablemente, desplazando la comida casera elaborada a partir de alimentos naturales o mínimamente procesados que son la base de una dieta equilibrada. ¿Llegó el momento de reflexionar?
Tradicionalmente, nuestra alimentación se basaba en alimentos naturales, es decir, aquellos que se obtienen de las plantas o de los animales de forma directa, como la carne, los huevos, la leche, el arroz, las frutas y las verduras. También, en ciertos alimentos que sufren procesos simples (molidos, desecados, pasteurizados, congelados) pero sin el agregado de sal, azúcar o grasas. Sin embargo, desde hace un tiempo, los productos ultraprocesados están cobrando mayor protagonismo dentro de nuestros hogares, trayendo como consecuencia una alimentación menos saludable y asociada al incremento de los índices de obesidad, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
La alimentación casera no solo destaca por su alto contenido nutricional, sino por los beneficios que implica cocinar los platos y compartir la mesa, tanto a nivel emocional como social. Algunos alimentos son procesados con técnicas especiales para mayor sabor y duración, atravesando distintos métodos de conservación. Estos son los quesos, los panes, las conservas de verduras, las legumbres y algunos tipos de carne y pescados conservados en sal y aceite. Si bien pueden tener agregado de sal, azúcar y grasas, estos alimentos pueden ser utilizados en cantidades moderadas y combinados con otros de tipo natural como parte de una dieta rica en nutrientes. Lo que ocurre es que cuando pasamos por el supermercado, hay un bombardeo de productos ultraprocesados ofrecidos en un packaging atractivo para ser consumidos casi sin preparación, e incluso sin necesidad de mesa ni cubiertos. Estos contienen más calorías, y generalmente, son elaborados con ingredientes de muy bajo costo. Esto no significa que el proceso de producción sea inadecuado, muchas veces son las características del producto las que determinan la baja calidad: contienen pocas fibras, mucha cantidad de sodio y azúcares, grasas resistentes a la oxidación, sustancias bioactivas y antioxidantes. Además, el exacerbado sabor de los ultraprocesados tiende a incrementar el apetito, haciendo que comamos más y no sintamos esa sensación de satisfecho.
Claves para incorporar alimentos naturales a la dieta
Elegir frutas, verduras y legumbres frescas en lugar de las congeladas o deshidratadas. Las conservas pueden ser consumidas ocasionalmente y en pequeñas porciones.
Preferir comida casera elaborada con alimentos naturales y evitar el consumo habitual de ultraprocesados como hamburguesas congeladas, panchos, fiambres, snacks, papas fritas, sopas deshidratadas, pastas instantáneas, nuggets y refrescos.
Hacer una lista antes de ir al súper para identificar qué cantidades de productos naturales y ultraprocesados vamos a comprar. Inclinar la balanza hacia los primeros.
Optar por meriendas más saludables y descartar jugos artificiales, galletitas rellenas, alfajores o mezclas para tortas. En su lugar, elegir te, café, jugo natural, yogurt, cereales, semillas, frutos secos, tostadas.
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