La artrosis
La artrosis, también llamada osteoartritis o enfermedad degenerativa articular, comprende un grupo de afecciones sobrepuestas que pueden tener diferentes etiologías, pero que comparten una biología, una forma de presentación y una evolución clínica.
En este proceso patológico no solo se afecta el cartílago articular sino que se ve involucrada la articulación entera (hueso subcondral, cápsula articular, membrana sinovial, ligamentos periarticulares y la musculatura accesoria). Es la enfermedad reumatológica más frecuente en los países occidentales y es la principal causante de incapacidad o invalidez de todas las enfermedades crónicas.
Además de ser una enfermedad que afecta la calidad de vida a causa del dolor y la pérdida de función, también puede restar años de vida a quien la padece, siendo causa de aumento de mortalidad.
Existen muchas clasificaciones pero a modo de simplificar, las diferenciaremos en primaria y secundaria, según encontremos o no causa desencadenante de la enfermedad.
Alrededor del 10% de los adultos presenta artrosis moderada o grave, aumentando la incidencia con la edad, con un crecimiento aritmético hasta los 50-55 años y geométrico a partir de esa edad. Se ha señalado que después de los 35 años el 50% de las personas presentan al menos una localización artrósica.
El abordaje terapéutico del paciente con artrosis debe ser multidisciplinario, y será ajustado según el momento de la enfermedad en pos del beneficio del paciente. En su tratamiento podrán actuar, según las circunstancias de cada caso, médico de familia, reumatólogo, fisiatra, deportólogo, geriatra, traumatólogo, nutricionista, psicólogo, etc.
Tratamiento de la artrosis
Si bien no existe en la actualidad un tratamiento médico curativo, cuánto más precozmente se actúe, mejor será la evolución, previniendo así el pasaje a etapas más avanzadas. Para ello es fundamental tanto la educación y medidas higiénicas como la acción farmacológica.
Aún cuando la enfermedad no tiene una evolución estacional, es en las épocas de frío en que aumenta sustancialmente el número de consultas por el aumento de intensidad en los síntomas.
El tratamiento de la enfermedad tiene por objeto fundamentalmente:
- el alivio del dolor,
 - enlentecer la progresión de la enfermedad y
 - la pérdida de la función.
 
Las medidas terapéuticas para el manejo de la artrosis se subdivide en Medidas no Farmacológicas y Tratamientos Medicamentosos, ambas complementarias.
Medidas no Farmacológicas
- Mantener un correcto peso corporal: La obesidad es una de las causas de la enfermedad y además favorece el progreso de la misma.
 - Calor/Frío: en general el calor es mejor recibido por pacientes con enfermedad no descompensada. Se le puede aplicar medidas térmicas caseras (bolsa de agua, de granos, lámpara etc.) que colocadas sobre la articulación pueden aliviar el dolor y relajar la musculatura accesoria dando sensación de alivio y de confort. En el espacio de calor, el pasaje por balnearios termales pues ser beneficioso. En ciertas circunstancias, la articulación artrósica puede desarrollar un intenso brote inflamatorio local y es en estas situaciones dónde es útil aplicar frío local (bolsas de hielo, baños fríos etc.).
 - Hábitos posturales: Aconsejar medidas ergonómicas correctas, dormir en cama firme, evitar sillones muy mullidos y bajos, promover el uso de sillas con respaldo recto, donde caderas y rodillas mantengan una posición neutral en cuanto a tensiones y con los pies en contacto con el suelo.
 - Ejercicio: El ejercicio practicado en forma regular protege a la articulación manteniendo o aumentado, según el caso, la fuerza muscular. Es muy bueno mantener una vida activa, caminar, ir en bicicleta, o ejercitarse en agua u otra forma de ejercicio (siempre que sea vigilada y asesorada por personal capacitado). De todas maneras, se debe tener cuidado con los deportes de contacto o de gran sobrecarga física.
 - Reposo: Puede haber episodios en los que el dolor nos obligue a indicar reposo. La idea es que el mismo sea relativo involucrando la articulación o región en empuje doloroso. Es ideal que el mismo sea lo más breve posible. Es beneficioso intercalar períodos de reposo breves con las actividades de vida diaria.
 - No sobrecargar las articulaciones: en este punto queremos remarcar evitar hacer carga de pesos excesivos, al hacer compras de supermercado, feria, etc. Para el paciente con artrosis de caderas y/o de rodillas, el empleo de bastón de descarga para caminar puede ser de utilidad.
 - Calzado adecuado: en personas que sufren de columna lumbar, caderas, rodillas o pies, es preferible utilizar un calzado de suela gruesa o con cámara de aire. También puede ser útil el uso de talonera o plantillas de silicona.
 - Contención psicológica: como en toda enfermedad crónica potencialmente invalidante que puede requerir en su evolución diferentes tratamientos, algunos quirúrgicos, es importante impulsar al paciente y a su entorno a tener una actitud positiva y esperanzadora en cuanto a su porvenir.
 
Para conocer más: Tendencias en Medicina Nº48

                                    