La enfermedad del coronavirus (COVID-19) y la gripe tienen muchas similitudes y diferencias. Hay que hacer pruebas para ver si se trata de la COVID-19 o de la gripe y es posible tener ambas enfermedades al mismo tiempo. Descubra cuánto sabe y cómo puede protegerse de estas enfermedades.
Tanto la COVID-19 como la gripe (influenza) son enfermedades contagiosas de las vías respiratorias que se originan por virus y comparten algunos síntomas. No obstante, al compararlas más detalladamente, se ve que afectan de manera diferente. La gripe ha existido desde hace mucho tiempo y, por ello, los médicos saben mejor cómo tratarla y prevenirla, mientras que aún están aprendiendo sobre la COVID-19.
¿En qué se parecen la COVID-19 y la gripe?
Los virus que causan la COVID-19 y la gripe se propagan de forma similar. Se contagian entre las personas que mantienen contacto estrecho (menos de 2 metros o 6 pies), a través de gotitas respiratorias o aerosoles expulsados al hablar, estornudar o toser y que aterrizan en la boca o en la nariz de alguien ubicado cerca o que se inhalan. Ambos virus también se propagan cuando alguien se toca la boca, la nariz o los ojos después de haber tocado una superficie donde alguno de ellos aterrizó.
Debido a que la COVID-19 y la gripe tienen síntomas similares, puede ser difícil diagnosticar cuál afección es con base en los síntomas solamente y, por ello, hay que hacer pruebas para ver de cuál se trata. Además, una persona puede padecer ambas enfermedades al mismo tiempo.
Muchas personas enfermas de gripe o con síntomas leves de COVID-19 pueden recuperarse en casa, con reposo y líquidos, pero otros enferman gravemente y necesitan ingresar al hospital.
Sin embargo, tanto la COVID-19 como la gripe pueden llevar a complicaciones graves, como neumonía, síndrome de insuficiencia respiratoria aguda, insuficiencia orgánica, ataque cardíaco, inflamación del corazón o del cerebro, accidente cerebrovascular y muerte.
¿Cuál es la diferencia entre COVID-19 y gripe?
La COVID-19 y la gripe tienen varias diferencias, pues ambas son producto de dos virus distintos. El origen de la COVID-19 es un nuevo tipo de coronavirus llamado SARS-CoV-2, a diferencia de la gripe que es producto de los virus de la influenza A y B.
Los síntomas de la COVID-19 y de la gripe aparecen en épocas distintas y se diferencian en algunas cosas. En la COVID-19, se puede perder el sentido del gusto o del olfato y los síntomas suelen aparecer entre 2 y 14 días después de la exposición al virus; en la gripe, en cambio, los síntomas generalmente aparecen entre 1 y 4 días después de la exposición al virus. Además, la COVID-19 parece ser más contagiosa y propagarse con mayor rapidez que la gripe y la posibilidad de enfermar gravemente, como sufrir daños pulmonares, también es más frecuente con la COVID-19 que con la gripe. Asimismo, la tasa de mortalidad también parece ser mayor con la COVID-19 que con la gripe.
La COVID-19 provoca complicaciones distintas a las de la gripe, como coágulos sanguíneos y síndrome inflamatorio de varios sistemas en los niños.
Otra diferencia es que la gripe puede tratarse con fármacos antivirales, mientras que todavía no se aprueba ningún medicamento antiviral para el tratamiento de la COVID-19.
Las personas pueden vacunarse anualmente contra la gripe para reducir el riesgo de padecerla y, en caso de contraerla, la vacuna antigripal también disminuye la gravedad de la enfermedad y el riesgo de sufrir complicaciones graves. En cada año, la vacuna protege contra tres o cuatro virus de la influenza, que se anticipa serán los más frecuentes durante la temporada gripal de ese año.
La vacuna antigripal no protege contra la COVID-19 y los estudios muestran que vacunarse contra la gripe no hace a la persona más proclive a contraer la COVID-19 ni otras infecciones respiratorias.
Por el momento, no existe ninguna vacuna contra el virus que causa la COVID-19, pese a los esfuerzos de los investigadores por crear vacunas que prevengan esa enfermedad.
¿Cómo evitar contraer la COVID-19 y la gripe?
Lo bueno es que se puede tomar las mismas medidas para reducir el riesgo de infectarse con los virus que causan la COVID-19, la gripe y otras infecciones respiratorias al cumplir con varias precauciones estándar. De hecho, algunos estudios vieron que al cumplir con ciertas medidas, como mantener la distancia física y ponerse una mascarilla en la cara, se acortó la duración de la temporada gripal y disminuyó la cantidad de gente afectada durante el período 2019-2020.
Las precauciones estándar para reducir el riesgo de COVID-19, gripe y otras infecciones respiratorias incluyen lo siguiente:
- Evitar acudir a eventos grandes y reuniones masivas.
- Evitar el contacto estrecho (menos de 2 metros o 6 pies) con todas las personas que no viven en la misma casa, en especial cuando el riesgo de enfermar gravemente es alto.
- Lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón durante por lo menos 20 segundos o usar un desinfectante de manos con un contenido de 60 por ciento de alcohol como mínimo.
- Usar una mascarilla en la cara para salir a espacios públicos, como el supermercado, donde es difícil evitar el contacto estrecho con otras personas.
- Cubrir la boca y la nariz con el codo o con un pañuelo desechable para toser y estornudar.
- Evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca.
- Limpiar y desinfectar a diario las superficies que se tocan mucho, como pomos de puertas, interruptores de luz, dispositivos electrónicos y encimeras.
Mayo Clinic / Farmanuario.