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Espina bífida, cómo prevenir esta malformación congénita

La espina bífida es un tipo de malformación congénita que engloba un grupo de alteraciones anatómicas que consisten en la falta de fusión de los elementos músculo-esqueléticos que protegen a la médula espinal a nivel de la columna vertebral. Esto provoca que los tejidos nerviosos queden desprovistos de su protección habitual y se vean expuestos a todo tipo de lesiones, contaminación e infecciones, lo que tiene como consecuencia la aparición de graves secuelas neurológicas en el bebé, que pueden deteriorar significativamente su futura calidad de vida.

En ocasiones, el defecto en el cierre de estas estructuras anatómicas se acompaña de un acúmulo patológico del líquido que circula en el interior de las meninges (líquido cefalorraquídeo) a nivel de la lesión, comprimiéndose de esta forma aún más el tejido nervioso. Esto puede llegar a ocurrir en más del 80% de los casos de espina bífida y empeora gravemente el pronóstico de estos niños.

De hecho, el niño que nace con este problema de salud puede padecer discapacidad tanto física como intelectual, que puede ser leve o grave dependiendo de:

  • El tamaño de la abertura en la columna y dónde se localiza.
  • Si se encuentran afectados la médula espinal y los nervios.

Como se ha indicado, la espina bífida pertenece a un tipo de malformaciones congénitas denominadas defectos del tubo neural. Este tipo de alteraciones congénitas son, después de las malformaciones que afectan al corazón, la causa más frecuente de anomalías congénitas en el recién nacido, y la espina bífida es la más frecuente de todas.

Prevención de la espina bífida

El aspecto más importante en el manejo de la espina bífida será la prevención de la misma. Para esto es imprescindible que toda mujer en edad de concebir reciba la información necesaria para tomar a tiempo las medidas oportunas, como la toma de suplementos de ácido fólico, y el seguimiento correcto de su embarazo.

Una alteración de este tipo suele aparecer en torno a la semana tres de gestación, en la que muchas mujeres aún no saben que están embarazadas. Por este motivo es fundamental que la prevención de la espina bífida comience antes de la concepción, algo que siempre es posible en los casos en los que el embarazo sea planeado.

Para ello, además de cuidarte y seguir una dieta equilibrada que te aporte los nutrientes necesarios para tu salud y para el correcto desarrollo del feto, es importante que sigas las siguientes recomendaciones:

  • Toma a diario un mínimo de 400 microgramos (mcg) de ácido fólico al menos desde tres meses antes de la concepción y durante el primer trimestre del embarazo, que es cuando se forma el tubo neuronal. Tu ginecólogo te puede orientar sobre el consumo recomendado de folatos
  • Evita ingerir tóxicos y fármacos teratógenos (aquellos que pueden provocar una alteración morfológica o funcional en el feto). Si sigues un tratamiento farmacológico informa a tu médico de tu deseo de quedarte embarazada para que valore la necesidad de suspender la medicación o sustiuirla por otros medicamentos. También debes consultar sobre otros productos que se venden sin recta como suplementos dietéticos, plantas medicinales, etcétera.
  • Si padeces un problema de salud como obesidad o diabetes, asegúrate de que la enfermedad y sus posibles complicaciones están controladas antes de quedarte en estado.

Fuente: Pediatra Dra. María Alba Jiménez / Web Consulta.-

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