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Una mirada al uso de glucocorticoides durante el embarazo

Los glucocorticoides (GCC) son duda uno de los grupos de medicamentos con más amplio uso, debido a que remedan las funciones fisiológicas de los esteroides suprarrenales y por tanto tienen un papel en muchas afecciones del organismo. Representan además, el principal grupo de fármacos inmunomoduladores de la práctica clínica, dice la doctora  Stephanie Viroga en su artículo para la revista Tendencias en Medicina.

No obstante, apunta la especialista, esa amplitud de los glucocorticoides también se relaciona con el potencial de desarrollar diversos efectos adversos; por esa razón, siempre es importante un minucioso análisis de su balance riesgo-beneficio.

Para eso, es importante tener presente que “los glucocorticoides tienen diferentes afinidades por los receptores glucocorticoides y mineralocorticoides, lo que les da diferente perfil de efectos tanto beneficiosos como adversos”; para seleccionar el mejor glucocorticoide sintético es importante distinguirlos conforme a: potencia antiinflamatoria, efecto mineralocorticoide, vida media biológica y metabolismo.

Con esta perspectiva, podemos ahondar en el uso de glucocorticoides durante el período de embarazo.

“El uso de glucocorticoides en el período prenatal es también una situación habitual. Quizás la situación más conocida es su uso para la inducción de la maduración pulmonar fetal, pero en muchas otras circunstancias como patologías maternas del tipo autoinmune se prescriben estos medicamentos dirigidos a la madre o incluso con un objetivo fetal”, explica Viroga, y agrega que el uso de medicamentos en el embarazo presenta ciertas particularidades a tener en cuenta.

– Primero en cuanto a los cambios farmacocinéticos que se dan, existen modificaciones tanto en la absorción, distribución, metabolismo y eliminación. En esta situación se agrega un nuevo órgano, la placenta, que modifica los últimos pasos. Esto es principalmente relevante con el uso de glucocorticoides.

– En el embarazo existe la depuración placentaria como vía predominante de eliminación fetal de fármacos liposolubles. Por otra parte, se ha demostrado que la placenta tiene la capacidad de metabolizar fármacos a compuestos más activos o tóxicos; también puede actuar como un depósito. 

– La transferencia placentaria se atribuye principalmente a la difusión. La difusión simple depende de: la relación de la concentración plasmática materna y la concentración plasmática fetal,  de la liposolubilidad y peso molecular del fármaco,  del área a través de la que ocurre la transferencia y del grosor de la membrana.

– En el caso de los glucocorticoides existe un metabolismo placentario por el cual la mayoría de los glucocorticoides se inactivan mediante la 11 beta hidroxi dehidrogenasa. Sin embargo, esta inactivación es menor con dexametasona y betametasona, por lo tanto, si el objetivo terapéutico es el feto se debe elegir uno de estos, mientras que si el objetivo es la madre, se recomiendan el resto para evitar así la llegada al feto y sus posibles riesgos.

– El riesgo teratogénico de los medicamentos está determinado por múltiples variables, una de ellas el trimestre de uso, tanto por la eventual afectación de formación fetal como de la posibilidad de pasaje transplacentario del medicamento. También está influenciado por el tipo y dosis de medicamento, características farmacocinéticas y tiempo de exposición, así como la susceptibilidad genética del feto. 

– Es importante conocer de forma descriptiva el riesgo de cada medicamento en el embarazo en lugar de clasificar con categorías jerárquicas como se suele utilizar. La descripción del riesgo nos permite realizar un correcto balance riesgo/beneficio individualizado en el caso de cada paciente.

– El otro aspecto frente al uso de medicamentos en el embarazo es su perfil de riesgo, siendo el mayor temor  el desarrollo de complicaciones fetoneonatales como malformaciones congénitas, pero no debemos olvidar la aparición de efectos maternos. 

– En la madre la administración de corticoides es segura, ya que tienen una buena tolerancia sin aumento de efectos adversos como muerte materna, corioamnionitis o sepsis puerperal. Tras la administración de corticoides pueden darse efectos transitorios como hiperglucemia hasta el quinto día tras su administración y elevación de leucocitos que deben ser tenidos en cuenta para la interpretación de parámetros analíticos.

– El principal riesgo teratogénico descrito con el uso de glucocorticoides durante el primer trimestre es labio leporino y paladar hendido, si bien algunos estudios describen un aumento de su riesgo de hasta 3 cada 1000 nacimientos, debemos recordar que la población general tiene una incidencia de 1 en 1000. En el análisis de esta evidencia se destacan algunas limitantes como estudios de animales con dosis 15-150 veces superiores a las utilizadas habitualmente, diferentes tipos de estudios, diferentes resultados y múltiples factores confundentes por lo que la evidencia no es concluyente.

– Se han descrito otros posibles efectos adversos fetales sobre todo con el uso de GCC a dosis repetidas y aquellos que tendrían mayor pasaje placentario. Se ha descrito disminución del peso al nacer (MD-75,79 g, IC 95%-117,63 -33,96) y del perímetro cefálico, así como supresión adrenal y retraso psicomotor, pero solo en casos de uso prolongado.

Fuente: Tendencias en Medicina N°57 – año 2020 / Portal Salud

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