Si uno googlea qué es el placebo, figura : Sustancia que carece de acción curativa pero produce un efecto terapéutico si el enfermo la toma convencido de que es un medicamento realmente eficaz. Pero, ¿qué es?
Primero, ¿cómo nace el placebo?
Cuando los aliados luchaban por liberar Europa del dominio nazi durante la Segunda Guerra Mundial, la demanda de morfina en los hospitales de campaña era muy grande, y escaseaba cuando en los enfrentamientos se producían muchas bajas. A veces incluso había que operar sin anestesia. En una de esas ocasiones, Henry K. Beecher, un anestesista estadounidense, se disponía a operar sin morfina a un soldado que tenía unas heridas muy graves. Entonces sucedió algo increíble: una de las enfermeras le inyectó una solución salina y, para sorpresa de Beecher, el soldado se tranquilizó de inmediato. No sólo no sintió casi dolor durante la operación, sino que tampoco tuvo ningún problema cardiovascular.
Beecher comenzó a usar este truco cada vez que se quedaba sin morfina y noto que funcionaba y por lo que se dedicó a estudiar el placebo en profundidad. Fruto de ese trabajo fue “The Powerful Placebo” que publicó en 1955 y que estaba destinado a convertirse en un clásico pues, entre otras cosas, señalaba la importancia del placebo en la investigación médica.
Efecto placebo
En la actualidad los investigadores se encuentran divididos a la hora de valorar el efecto placebo. Para unos es casi todopoderoso y se puede aplicar a prácticamente cualquier dolencia. Otros, sin embargo, le ponen ciertos límites.
En general se acepta que donde está probada la eficacia del placebo es en el tratamiento del dolor. Numerosos estudios muestran que cuando se tiene tres grupos, uno recibiendo un medicamento, otro un placebo mientras que un tercero se queda sin recibir nada, los dos primeros presentan una evolución más favorable que el último.
Es muy difícil saber y entender qué es lo que pone en marcha el placebo.
Las causas son tan diversas como las condiciones médicas sobre las que se dice que actúa. No obstante, se cree que debe haber ‘algo’ en común a todo ello, una especie de componente oculto que impulse la respuesta placebo y que sin su concurso el placebo no funcione.
Para tener un resultado exitoso, entran en juego variables relacionadas con la percepción del paciente del remedio. Por ejemplo, la mente del paciente tenderá a medir la sensación de profesionalidad del médico o farmacéutico que administra el tratamiento. Asi como resulta determinante la sensación que el propio placebo crea en el paciente y que esta relacionada con el precio, presentación, apariencia, etc.
En definitiva, sigue siendo un misterio, ¿liberación de endorfinas? puede ser, pero para que eso suceda ‘algo’ tiene que dar la orden..
Con el paso del tiempo se ha llegado a la conclusión de que es una línea muy fina la que separa la mente del cuerpo. La mayor parte de las sensaciones que experimenta nuestro organismo vienen precedidas por la mente.
fuente: clincicloud.com