En agua caliente, puede que en apenas 3,5 segundos tus dedos ya comiencen a arrugarse. Y si se trata de agua más fresca, recoge BBC Mundo, quizás eso demore unos 10 minutos. En cualquier caso, pasados los 30 minutos, tus dedos alcanzarán el máximo de rugosidad. Y sí, estamos más que acostumbrados a ese fenómeno. Pero, ¿alguna vez te preguntaste por qué se produce? E incluso más: ¿alguna vez te cuestionaste si sirve para algo, si tiene alguna función?
“Las características de la piel de las manos y de los pies son diferentes a las del resto. Es más gruesa y tiene unos conductos que se relacionan con las glándulas sudoríparas”, dice Raúl de Lucas, jefe de Sección de Dermatología del Hospital La Paz, en diálogo con el sitio Cuidate Plus.
Otro factor que influye en que esas partes se arruguen tiene que ver con que “existe una especie de intercambio de iones con distintos grados de salinidad entre el medio y la piel de las manos y de los pies”. “Se trata de una serie de conductos por los que pasan unas sustancias dependientes, sobre todo, del calcio”, dice el dermatólogo, y agrega que cuando hay diversas concentraciones en los fluidos dentro y fuera de la piel, se producen desequilibrios hidroelectrolíticos que provocan un estímulo nervioso; de esta forma, determinados nervios son los responsables de que la piel se contraiga y se arrugue.
Eso nos explica el fenómeno, el por qué sucede. Pero, ¿para qué sucede? ¿Cuál es la razón de que se nos arrugue la piel? ¿Hay alguna ventaja?
Una de las hipótesis tiene que ver con una cuestión evolutiva y de adaptabilidad. ¿Por qué? Porque estas arrugas serían una respuesta de adaptación de nuestro cuerpo a un medio húmedo.
Y es que, según explica el especialista, al contraerse las manos y los pies, nuestra facultad de agarre mejora: si nos encontráramos en una superficie lisa, “esa arruga aumenta la capacidad de adhesión”.
En el mismo sentido se expresa un estudio publicado en la revista Royal Society, que demostró que esas arrugas mejoran la manipulación de objetos húmedos o sumergidos.
Durante el estudio, 20 personas tomaron objetos mojados y secos, con los dedos arrugados y no arrugados. Así se observó que con las manos arrugadas se tardaba menos tiempo (un 12% menos) en tomar y trasladar piezas húmedas.
Fuente: BBC Mundo / Cuidate Plus / Portal Salud