En nuestro espacio de ciencia y tecnología, hoy ponemos bajo la lupa al respirador, también conocido como ventilador mecánico. Se trata de un dispositivo médico esencial que ayuda a las personas que tienen dificultades para respirar por sí mismas. Y su funcionamiento se basa en proporcionar soporte ventilatorio mediante el suministro controlado de aire y oxígeno a los pulmones del paciente.
Está compuesto por varios componentes clave, incluyendo un sistema de suministro de aire y oxígeno, un sistema de control que regula la presión, volumen y frecuencia de las respiraciones, y una serie de tubos y máscaras que conectan al paciente con el dispositivo.
1. Suministro de aire y oxígeno: el respirador mezcla aire ambiente con oxígeno concentrado para alcanzar la concentración de oxígeno deseada. Esta mezcla es luego entregada a los pulmones del paciente a través de un tubo endotraqueal (insertado en la tráquea) o una máscara facial.
2. Modos de ventilación: los respiradores pueden operar en varios modos, dependiendo de las necesidades del paciente. Los modos más comunes son:
Controlado: El respirador toma el control total de la respiración del paciente, entregando una cantidad fija de aire a intervalos regulares.
Asistido: El respirador ayuda al paciente a respirar cuando detecta que el paciente está intentando inhalar.
Mixto: Combina aspectos de los modos controlado y asistido, ajustándose según las necesidades del paciente.
3. Monitoreo y ajuste: los respiradores están equipados con sensores que monitorean continuamente parámetros como la presión de aire, el volumen tidal (cantidad de aire por respiración) y la frecuencia respiratoria. Esta información es utilizada por el sistema de control para ajustar la ventilación de manera precisa y segura.
4. Alarmas y seguridad: respiradores también cuentan con alarmas que alertan al personal médico en caso de problemas, como obstrucciones en los tubos, desconexiones, o cambios en los niveles de oxígeno y dióxido de carbono en la sangre del paciente.
