¿El remedio puede ser peor que la enfermedad? Hay quienes dicen que el té y la teína pueden ser perjudiciales para intentar conciliar el sueño. Pero, ¿qué tanto hay de cierto en ello?
El té, una bebida popular en todo el mundo, contiene teína, que es la misma sustancia estimulante que la cafeína encontrada en el café y otras bebidas. La teína tiene un efecto sobre el sistema nervioso central que puede afectar el sueño, especialmente si se consume en grandes cantidades o cerca de la hora de acostarse.
La teína actúa bloqueando los receptores de adenosina en el cerebro, que son responsables de inducir el sueño. Al hacerlo, aumenta la vigilia y puede dificultar que una persona se duerma o mantenga un sueño reparador.
La sensibilidad a la teína varía entre individuos, por lo que algunas personas pueden experimentar insomnio o interrupciones en el sueño con menor cantidad de teína que otras.
El impacto del té en el sueño también depende del tipo de té y su contenido de teína. El té negro y el té verde tienen niveles más altos de teína en comparación con el té blanco o las infusiones de hierbas que, en general, no contienen teína.
Para minimizar los efectos negativos en el sueño, es recomendable evitar el consumo de té al menos seis horas antes de ir a dormir.
Además, la influencia de la teína puede ser contrarrestada en parte por otros factores, como el estrés y los hábitos de sueño en general. Por lo tanto, aunque el té puede afectar el sueño, la moderación y la planificación adecuada del consumo pueden ayudar a mitigar estos efectos.