La cefalea o dolor de cabeza es la primera causa de consulta neurológica y uno de los 10 motivos de consulta más frecuentes en la emergencia. La migraña es un tipo de cefalea particular, que puede llegar a ser incapacitante durante los episodios. Esta es una nota de nuestra revista hermana Hola Salud.
Caracterizada por ser intensa y repetitiva, la migraña es un tipo de cefalea particular, que a menudo puede ser acompañada de otros síntomas. Se presenta sobre todo en personas de entre 15 y 49 años, y es más frecuente en mujeres que en hombres, siendo la segunda causa de discapacidad a nivel mundial. En general el dolor comienza en la parte delantera, de un lado solo, y se extiende hacia atrás y por toda la cabeza.
Si bien la migraña es una cefalea, se trata más específicamente de una alteración sensorial compleja que se manifiesta por un abanico de síntomas, siendo el dolor de cabeza su sello distintivo. La migraña se caracteriza por episodios recurrentes de cefalea intensa, generalmente acompañados de náuseas y/o sensibilidad a la luz o sonidos. Las crisis duran de cuatro a 72 horas y pueden ir precedidas o acompañadas de un aura, es decir, de una manifestación neurológica transitoria que ocurre antes o durante los episodios de cefalea.
La migraña se presenta en ataques agudos, que se corresponden con varias fases.
- Fase premonitoria: Aparición de síntomas no dolorosos en horas o días antes del inicio del dolor de cabeza. Los síntomas pueden incluir bostezos, cambios de humor, dificultad para concentrarse, fatiga, entre otros.
- Aura: El aura visual es el tipo más frecuente (90 %) como líneas en zigzag, luces de colores, resplandecientes o parpadeantes o alteración de la visión, seguido del aura sensorial como hormigueo en manos o cara y del lenguaje como dificultad de comprensión del lenguaje y/o para articular palabras. El aura suele durar alrededor de 30 minutos.
- Dolor de cabeza: En general es un dolor de un lado solo de la cabeza, en forma punzante o pulsátil (en cada latido cardíaco se siente una puntada), cuya intensidad va en aumento o es explosivo al principio, que puede llegar a ser incapacitante. El dolor suele empeorar con el movimiento de la cabeza o agacharla y, generalmente, se asocia con náuseas, vómitos y molestias con la luz, el sonido, el olfato o el tacto.
- Posdromo o recuperación: Después de la cefalea sobrevienen síntomas que pueden continuar por varios días, siendo lo más frecuente presentar cansancio, somnolencia, dificultad para concentrarse e hipersensibilidad al ruido. Esta fase se conoce coloquialmente entre los pacientes como la »resaca de la migraña”.
¿Qué causa la migraña?
No se conoce con exactitud qué causa la migraña, pero múltiples estudios han confirmado que tiene un componente genético, en particular en algunas variedades como la migraña con aura o en la rara migraña hemipléjica familiar (aura que se presenta como hemiplejia). Además de la herencia familiar, se han involucrado fenómenos eléctricos, bioquímicos y vasculares neuronales en una compleja que aún se encuentra en estudio.
Existe un “generador central” de la migraña, es decir, un área de neuronas hipersensibles de la corteza cerebral, que se gatilla por cambios en el patrón de sueño, alimentación, iluminación, estrés, cambios hormonales, etc. En consecuencia, se produce una propagación de esta activación neuronal hacia toda la corteza cerebral, apareciendo todo el cortejo de síntomas. Estos desencadenantes son los que deben evitarse para prevenir los ataques de migraña.
Conviviendo con migraña
La migraña limita el funcionamiento de las personas durante el ataque agudo por el dolor de cabeza, las náuseas y vómitos y la sensibilidad a los estímulos ambientales. Además, se ha relacionado con un mayor riesgo de alteraciones de la salud mental (depresión, ansiedad, entre otros), problemas de sueño y mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares (infarto de miocardio y ataque cerebrovascular).
Realizar un calendario de ataques de migraña debe ser el primer paso para cada persona que la padece, ya que permite al médico monitorizar la efectividad de los tratamientos y cómo evoluciona.
Como se mencionó previamente, existen desencadenantes conocidos de los ataques de migraña, por lo que es importante identificarlos para tratar de evitarlos o corregirlos. Los cinco principales desencadenantes identificados son: estrés, ayuno, cambios atmosféricos, factores relacionados con el sueño y en las mujeres los cambios hormonales.
A partir de este conocimiento, realizamos las siguientes recomendaciones:
- Establecer rutinas y horarios fijos. Se recomienda un período regular y suficiente de descanso nocturno, ya que la mejora del sueño por sí sola puede revertir una migraña crónica y que los episodios sean menos frecuentes. Tanto el exceso como la privación de sueño (es decir, cualquier variación de lo rutinario) puede ser un disparador.
- Llevar una hidratación adecuada, ya que la deshidratación causa con frecuencia ataques de migraña.
- Realizar ejercicio aeróbico moderado, con regularidad. Esto ha demostrado reducir los episodios de cefalea.
- Evitar desencadenantes y situaciones estresantes.
- Evitar el consumo de tabaco y alcohol.
- Evitar el ayuno y las bebidas estimulantes.
- Procurar realizar terapias de relajación, mindfulness, terapia cognitivo-conductual, acupuntura y, especialmente, yoga. Estas terapias han demostrado un mayor control del dolor, menor incapacidad y menor ingesta de medicamentos durante la migraña.
En la mujer es frecuente que las variaciones hormonales como la menstruación, la ovulación o el uso de anticonceptivos con estrógenos gatillen episodios migrañosos, que luego se atenúan con la menopausia. El embarazo suele ser una etapa de reducción de la frecuencia e intensidad de episodios.
Algunos alimentos suelen ser perjudiciales como chocolate, productos del mar, embutidos, frutos secos, entre otros, por lo que es aconsejable evitar su consumo en exceso.
Otros aspectos a considerar son: evitar el exceso o la abstinencia en los bebedores habituales de cafeína (no exceder los 200 mg/día), evitar el consumo excesivo de alcohol y evaluar con un odontólogo si no se presenta bruxismo o alguna alteración de la articulación temporomandibular (ATM) que también se ha descrito como un fuerte desencadenante los episodios de cefalea. También se sugiere evaluar el consumo de aspartamo, presente en productos clasificados como «light», sin azúcar, o dietéticos, debido a que se han descrito como un fuerte desencadenante de la migraña.