Siempre se habla de que el alcohol tiene efectos negativos para el cuerpo. Pero, ¿cuáles son? ¿Qué hace una vez en el organismo? ¿Y cuánto demora en irse? Vamos a responder a esas y otras interrogantes.
El consumo de alcohol tiene un impacto directo en el organismo, ya que actúa como un depresor del sistema nervioso central. Al ingerirlo, pasa rápidamente al torrente sanguíneo a través del estómago y el intestino delgado, produciendo efectos que varían según la cantidad consumida, el peso, la edad, el sexo y si la persona comió previamente.
Entre las consecuencias inmediatas se encuentran la desinhibición, alteraciones en la coordinación motora, dificultades en el habla, visión borrosa, disminución de reflejos y, a medida que aumenta la dosis, somnolencia o pérdida de la conciencia.
El hígado es el encargado de metabolizar el alcohol, a un ritmo promedio de una unidad estándar por hora. Sin embargo, no existe un método para acelerar este proceso: ni el café, ni las duchas frías reducen la concentración en sangre.
Los efectos pueden sentirse desde los 30 minutos posteriores a la ingesta y durar entre 6 y 12 horas, dependiendo de la cantidad y del metabolismo individual. En casos de consumo excesivo, la resaca puede extender los síntomas hasta el día siguiente, con dolor de cabeza, fatiga, deshidratación y malestar general.
Con todo, el consumo frecuente o en grandes cantidades conlleva riesgos a largo plazo, como daño hepático, problemas cardiovasculares, deterioro cognitivo y dependencia.