Este 29 de setiembre se conmemora el Día Internacional de Concienciación sobre Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos, una jornada para reflexionar sobre la importancia de cuidar la comida, un bien preciado e indispensable para nuestra salud.
¿Sabías que cada año un tercio de los alimentos producidos en el mundo termina en la basura? Esto no solo implica un desperdicio económico, sino también un impacto ambiental y social profundo. Por eso, la concienciación sobre la reducción de pérdidas y desperdicios de alimentos busca visibilizar este problema y promover hábitos que permitan revertirlo.
Las pérdidas alimentarias ocurren principalmente en las etapas de producción, almacenamiento y transporte. Factores como la falta de infraestructura adecuada, el clima o los estándares comerciales provocan que toneladas de alimentos nunca lleguen a los mercados. El desperdicio, en cambio, se da principalmente en hogares, restaurantes y comercios, cuando los alimentos se descartan por mala planificación, fechas de consumo mal interpretadas o porciones excesivas.
Combatir este fenómeno requiere acciones simples, pero sostenidas: planificar las compras, aprovechar las sobras, conservar adecuadamente frutas y verduras, y comprender la diferencia entre “consumir antes de” y “utilizar preferentemente antes de”. También es clave fomentar donaciones de excedentes y promover políticas que incentiven el consumo responsable.
Reducir las pérdidas y el desperdicio no solo mejora la seguridad alimentaria, sino que disminuye la huella de carbono y el uso de recursos como el agua y la energía. Tomar conciencia es el primer paso para transformar nuestra relación con los alimentos.