Seguro escuchaste que el yogurt es bueno para la salud intestinal y digestiva. Pero, ¿a qué se debe esto? Su principal beneficio radica en la presencia de probióticos, microorganismos vivos —como Lactobacillus y Bifidobacterium— que ayudan a mantener el equilibrio de la microbiota, el conjunto de bacterias que habita en el intestino y cumple un papel esencial en la digestión y la inmunidad.
Así las cosas, consumir yogurt de forma regular favorece la digestión de la lactosa, ya que las bacterias que contiene producen enzimas que facilitan su descomposición. Además, ayuda a regular el tránsito intestinal, previniendo tanto el estreñimiento como la diarrea, y contribuye a restaurar la flora después de tratamientos con antibióticos, que suelen alterar ese equilibrio natural.
Con todo, diversos estudios también vinculan su consumo con una mejor absorción de nutrientes como el calcio, el magnesio y las vitaminas del grupo B. A su vez, un intestino equilibrado repercute en una mejor función inmunológica e incluso en el estado de ánimo, a través del llamado eje intestino-cerebro.
Para aprovechar sus beneficios, se recomienda elegir yogures naturales o con cultivos vivos, evitando aquellos con exceso de azúcares o saborizantes.