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Caídas en el adulto mayor. ¿Cómo prevenirlas?

Definición: “Caída es la consecuencia de cualquier acontecimiento que precipite al individuo por debajo de un nivel postural previo, en contra de su voluntad” (OMS).

Las caídas constituyen el prototipo más característico de los llamados síndromes geriátricos y es uno de los problemas de salud más frecuentes y potencialmente peligrosos para el AM, tanto por su morbimortalidad y complicaciones inmediatas, como por el compromiso funcional que conllevan. También son uno de los marcadores más importantes en geriatría a la hora de establecer criterios que permitan identificar al “Adulto Mayor frágil”.

El concepto de fragilidad es objeto de interés y debate en el campo de la geriatría y aún no se dispone de una definición consensuada; de todas maneras se entiende que la “fragilidad” es un síndrome clínico-biológico, con base fisiopatológica, donde se afectan múltiples sistemas corporales interrelacionados, lo que determina una disminución de la reserva homeostática y de la reserva a estresores, lo que provoca un incremento en la vulnerabilidad, siendo predictor de discapacidad y de eventos adversos en la salud.

La incidencia de las caídas aumenta con la edad: 1 de cada 3 mayores de 65 años se cae al año, mientras que este número asciende a 1 de cada 2 entre los mayores de 80 años.

En los ancianos que viven en instituciones de larga estadía, esta incidencia es aún mayor. De los AM que sufren una caída, entre el 25 y el 50% sufrirá más de una caída en el período de un año.

Entre el 40 al 60% de las caídas determinan lesiones, siendo la mayoría lesiones leves, que a menudo no determinan una consulta médica, llevando a un subdiagnóstico del problema. Del 5 al 10% de los ancianos que viven en la comunidad y sufren una caída, presentan una lesión grave, como fractura, traumatismo encéfalocraneano o desgarro muscular severo. Estas caídas son causa de hasta un 10% de las hospitalizaciones en el AM, y son la principal causa de mortalidad accidental en ancianos.

El 50% de los pacientes que concurren a la emergencia por una lesión secundaria a la caída tendrán dolor persistente y limitación en la movilidad, pudiendo desencadenar una declinación funcional. Es por esto que frecuentemente son un evento que supone un punto de inflexión en el ciclo vital del AM.

Caída prolongada

Con el envejecimiento aumenta la dificultad para levantarse del suelo tras una caída. Los AM sanos requieren el doble de tiempo para levantarse, comparados con un adulto joven. Los AM institucionalizados necesitan 3-4 veces más tiempo para hacerlo, si es que lo logran. Un 25% de los AM son incapaces de levantarse solos tras una caída.

Si luego de una caída, el AM necesita ayuda para levantarse, o si lo hace solo, pero permanece más de 15 minutos en el suelo, estamos frente a una caída prolongada.

Los AM frágiles son los que tienen mayor prevalencia de caídas prolongadas.

Es importante su detección ya que son un marcador de mal pronóstico. Su ocurrencia implica el fin de la independencia en ancianos que viven solos. Su mortalidad es mayor al 50% en los 6 meses siguientes a ellas.

Factores de riesgo

Existen factores favorecedores de las caídas perfectamente identificados que guardan una relación directa con el riesgo de caer. La interacción entre factores de riesgo intrínsecos (relacionados con el propio paciente) y extrínsecos (derivados de la actividad o del entorno) son un fenómeno predecible y evitable, que no es debido al envejecimiento normal del individuo.

Generalmente se trata de una inadaptación entre el individuo y su entorno, de origen multifactorial.

Dentro de los factores intrínsecos de una caída podemos encontrar:

  • las alteraciones fisiológicas relacionadas a la edad,
  • las enfermedades tanto agudas como crónicas que padece el AM así como
  • el consumo de determinados fármacos.
Alteraciones fisiológicas

Todos los factores que alteren la estática y la marcha contribuyen a favorecer las caídas.

Los cambios producidos a nivel de los diferentes órganos y sistemas durante el proceso de envejecimiento ocasionan una importante afectación del control postural y la marcha.

La velocidad de la marcha es un indicador de movilidad y equilibrio y es de suma utilidad para diferenciar aquellos individuos con mayor riesgo de presentar caídas. La velocidad de la marcha es más lenta en los individuos caedores, fundamentalmente debido a un incremento en la variabilidad de la cadencia y en la longitud del paso. Se establece el punto de corte en 1 m/s, si la velocidad es igual o menor a 0.6 m/s predice no solo caídas sino también eventos adversos. Una velocidad de marcha lenta es una manifestación preclínica de fragilidad física.

Enfermedades que favorecen las caídas

Aproximadamente el 10% de las caídas pueden corresponder a una manifestación atípica -a veces la primera- de una enfermedad aguda o a la exacerbación de una enfermedad crónica.

Enfermedades crónicas que cursan con limitaciones funcionales de los órganos y sistemas implicados en el equilibrio también se asocian a un mayor riesgo de caídas.

Fármacos que favorecen las caídas

Los fármacos han sido implicados como una importante iatrogenia causante de caídas y fracturas.

Existe una relación directa entre el número de medicamentos y el riesgo de presentar una caída, considerándose la polifarmacia (ingesta de 4 o más fármacos) un factor de riesgo claramente relacionado.

Dos grandes grupos farmacológicos intervienen en la etiología de muchas caídas: psicofármacos y antihipertensivos. Sus mecanismos de acción son múltiples: depleción de volumen, alteraciones electrolíticas, deterioro del estado de alerta, hipotensión postural y ortostática, disfunción vestibular, etc.

Los AM son más susceptibles a las benzodiazepinas debido a un aumento de la sensibilidad en el sistema nervioso central a los fármacos psicotrópicos, por lo que es más frecuente la aparición de efectos adversos. Pueden generar confusión mental, síntomas extrapiramidales, arritmias e hipotensión postural. Enlentecen el tiempo de reacción con aumento de la oscilación postural, lo que favorece el riesgo de caídas fundamentalmente en los primeros dos meses de tratamiento.

Los antipsicóticos se vinculan directamente a caídas, especialmente en AM institucionalizados.

Consecuencias de las caídas

Las complicaciones de las caídas se clasifican en:

  1. Consecuencias médicas.
  2. Consecuencias psicológicas.
  3. Consecuencias socioeconómicas.
Consecuencias médicascaídas en el adulto mayor

Lesiones menores

Las lesiones de tejidos y partes blandas ocurren en aproximadamente la mitad de las caídas y son causas de dolor y disfunción para las actividades de la vida diaria. Con mayor frecuencia éste tipo de lesiones ocurren en las extremidades inferiores.

Los traumatismos articulares pueden provocar una monoartritis. A su vez aquellos esguinces y capsulitis de las pequeñas y grandes articulaciones pueden traducirse en atrofias musculares y tendinosas con fibrosis y limitación de la movilidad articular.

Lesiones mayores

Se encuentran principalmente las fracturas (vertebrales, puño y cadera) y los traumatismos encéfalocraneanos.

La fractura de cadera afecta a la población más añosa. Luego de los 50 años su incidencia aumenta exponencialmente con la edad, ocurriendo en más de un 70% de los casos en pacientes mayores de 75 años. Cómo es bien sabido, la fractura de cadera es la principal causa de mortalidad relacionada con las caídas, y los niveles de morbilidad futura e incapacidad funcional son altos.

Las fracturas vertebrales, si bien muchas de ellas se producen por caídas, la mayoría se deben a cargas atraumáticas sobre el tronco. Su prevalencia a los 70 años es del 22% y a los 80 años del 37%. Se manifiestan por dolor agudo que puede ser incapacitante.

Las fracturas de puño aumentan su incidencia hasta 5 veces entre los 40 y 60 años, estabilizándose su aumento en edades más avanzadas.

En cuanto a los traumatismos encéfalocraneanos (TEC), es la patología neuroquirúrgica más frecuente en el anciano. El 95% de adultos mayores con TEC fallecen.

Las consecuencias de un TEC pueden ser: hematoma epidural, hematoma subdural, contusión cerebral y conmoción cerebral. El hematoma subdural puede dar síntomas unas semanas o meses después del traumatismo ya que se trata de una hemorragia de origen venoso y progresa muy lentamente.

Consecuencias psicológicas

Se conoce como síndrome postcaída los cambios de comportamiento y de actitudes que pueden observarse en las personas que han padecido una caída, y determinan una disminución de las actividades físicas y sociales.

Los síntomas y signos que aparecen luego de una caída se caracterizan por:

  • Miedo a caer.
  • Trastorno de ansiedad en grado variable.
  • Tendencia a la inmovilidad.
  • Disminución de la ingesta.
  • Cambios en actividades cotidianas.

El dolor por las contusiones puede ser el primer elemento limitante de la movilidad, el segundo elemento es la ansiedad y el miedo a presentar una nueva caída. Todo esto lleva a un complejo entramado provocando la pérdida de la capacidad de realizar las actividades instrumentales e incluso las actividades básicas de la vida diaria.

Consecuencias socioeconómicas

Las caídas en los adultos mayores son un importante problema de salud pública. Las caídas que no provocan la muerte del paciente generan morbilidad y dependencia funcional siendo un significativo consumidor de recursos sanitarios.

Las fracturas son las lesiones que mayor costo generan.

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