En dos de las variables que determinan su calidad, concentración de espermatozoides por mililitro y cantidad total de espermatozoides, las cifras se han reducido a menos de la mitad. De seguir sin determinar la causa, en décadas puede haber una epidemia de infertilidad.
Tras revisar unos 7.500 artículos científicos, un grupo de investigadores identificó 185 estudios con datos sobre la calidad del esperma. Los trabajos incluían información de más de 42.000 hombres de 50 países de los cinco continentes recogida desde 1973. Los trabajos seleccionados ofrecían cifras sobre la concentración de espermatozoides por mililitro, su densidad, y también el número total por eyaculación, la cantidad.
Los resultados de esta revisión, publicados en la revista Human Reproduction Update, muestran que la concentración espermática ha pasado de una media de 99 millones de espermatozoides por mililitro en 1973 a 47,1 mill/ml en 2011, un declive del 52,4%. Este descenso se ha producido entre los occidentales: europeos, australianos, neozelandeses y americanos del norte. El declive no parece estar sucediendo entre africanos, asiáticos o americanos del sur, aunque la muestra de estudios de estas poblaciones es sensiblemente menor.
El descenso es aún más marcado en esta otra variable, la cantidad total por eyaculación, con una disminución del 59% en el período de estudio y que además podría estar acelerándose. De nuevo, el declive sólo se produce entre los occidentales.
El profesor del área de medicina preventiva y salud pública de la Universidad de Murcia, Jaime Mendiola, es uno de los autores de esta investigación. «En España hay pocos estudios, pero también se está produciendo este declive», asegura. A comienzos de siglo, algunas investigaciones mostraban que la calidad del esperma de los españoles estaba por encima de la media europea. Sin embargo, en uno de los últimos trabajos de Mendiola, con estudiantes del sur de España, las cifras ya se habían igualado y en apenas una década, la densidad de espermatozoides había bajado.en 7 mill/ml.
Aunque el estudio no entra en las causas del declive, las diferencias geográfica dan una pista. «El hecho de que este descenso se evidencie en los países occidentales sugiere fuertemente que los químicos comercializados tienen un papel causal en esta tendencia», dice la profesora de Medicina Ambiental y Salud Pública de la Escuela de Medicina Icahn del Monte Sinaí, en Nueva York y coautora del estudio, Shanna H. Swan. Investigaciones anteriores han relacionado el deterioro de la calidad del esperma con diversos factores medioambientales o de estilo de vida, incluyendo la exposición prenatal a químicos, y la exposición de los adultos a plaguicidas, la contaminación, el tabaquismo, el estrés o la obesidad.
El director del Instituto de Investigacion Biosanitaria y catedrático de la Universidad de Granada, Nicolás Olea, sostiene: «Lejos de llamar a la discusión eterna de ‘son necesarios más estudios’ que, francamente, no lo son, lo que los autores animan es a identificar los factores de riesgo, las exposiciones a disruptores endócrinos entre ellos, y actuar preventivamente, conscientes de que el bien que se preserva es crítico para la supervivencia».
Según Olea, hemos asistido durante décadas a «una pasividad irritante en la toma de decisiones preventivas, suponiendo siempre que los problemas inherentes a los hábitos, modos y exposiciones de nuestra vida moderna iban a ser solucionados con mas técnica». Y plantea una paradoja: en vez de disminuir la exposición a contaminantes ambientales como posible causa de la mala calidad del esperma, «acudimos a una clínica de fertilización».
Fuente: El País de Madrid
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