Ya sea por comodidad, para registrar el sueño con dispositivos inteligentes o simplemente por costumbre, muchas personas eligen dormir con el reloj puesto. ¿Qué efectos puede tener esta acción sobre el cuerpo? Aunque no es dañino en todos los casos, sí puede influir en la calidad del descanso y en la salud de la piel.
Por un lado, dormir con un reloj tradicional o inteligente puede generar presión y molestias en la muñeca. Durante la noche cambiamos de postura varias veces y el contacto continuo del reloj con la piel puede causar irritación, marcas o incluso pequeñas lesiones si la correa está ajustada. En personas con piel sensible, es más probable que aparezcan rojeces o sudoración excesiva en la zona.
Por otra parte, los relojes inteligentes suman otro factor: estimulación constante. Las notificaciones, luces, vibraciones o el monitoreo continuo pueden interrumpir el sueño profundo.
Aunque algunas funciones se pueden desactivar, el simple hecho de tener un dispositivo activo puede alterar el descanso, especialmente en quienes ya tienen sueño liviano.
Por otro lado, si el reloj no se limpia con frecuencia, puede acumular bacterias y favorecer irritaciones o infecciones cutáneas.
La recomendación es evaluar si realmente aporta un beneficio y, de ser posible, retirarlo para permitir que la piel respire y asegurar un descanso más reparador.

