¿Sabías que los medicamentos que alivian el malestar estomacal están en realidad diseñados para actuar sobre las causas subyacentes de los síntomas, como dolor, acidez, hinchazón o náuseas? Por eso, estos fármacos funcionan a través de diferentes mecanismos, dependiendo del tipo de malestar y del compuesto activo utilizado. A continuación, lo analizamos.
-Antiácidos: son compuestos alcalinos que neutralizan el exceso de ácido en el estómago, aliviando la acidez y el reflujo gastroesofágico. Sustancias como el bicarbonato de sodio, hidróxido de magnesio o carbonato de calcio actúan rápidamente al reaccionar químicamente con el ácido clorhídrico del estómago para formar agua y sales neutras.
-Bloqueadores de receptores H2: estos medicamentos, como la ranitidina o la famotidina, reducen la producción de ácido gástrico al bloquear los receptores de histamina en las células parietales del estómago. Son útiles para tratar la acidez recurrente y las úlceras gástricas.
-Inhibidores de la bomba de protones (IBP): fármacos como el omeprazol o el esomeprazol inhiben directamente la enzima responsable de producir ácido en el estómago. Esto proporciona un alivio prolongado en casos de reflujo crónico o gastritis.
-Protectores gástricos: medicamentos como el sucralfato o el bismuto cubren la mucosa gástrica, creando una barrera física que protege el estómago de los ácidos y facilita la cicatrización de las úlceras.
-Antiespasmódicos: reducen las contracciones musculares del sistema digestivo, aliviando los cólicos y la sensación de hinchazón. Un ejemplo común es la butilbromuro de hioscina.
-Antieméticos: si el malestar incluye náuseas, medicamentos como la metoclopramida o el dimenhidrinato ayudan a regular el movimiento del tracto digestivo o bloquean señales nerviosas relacionadas con el vómito.
En general, estos medicamentos proporcionan alivio temporal y se deben usar con moderación. Si el malestar persiste, es fundamental consultar a un médico.