Las personas que consumen mayores cantidades de alimentos altamente procesados pueden tener más riesgo de muerte, según un estudio publicado el 11 de febrero en la versión electrónica de JAMA Internal Medicine.
Los alimentos altamente procesados comprenden alimentos producidos en masa, listos para comer, por ejemplo, refrigerios envasados, bebidas azucaradas, panes, dulces, comidas precocidas y carnes procesadas. Tales alimentos por lo general contienen «calorías vacías», es decir un alto contenido calórico con escaso valor nutricional. Es bajo su contenido de fibra y alto el de carbohidratos, grasas saturadas y sal. Por lo general contienen aditivos para alimentos y contaminantes que pueden ser perjudiciales para la salud, inclusive algunos que pueden ser carcinogénicos, de acuerdo con los autores.
Las personas a menudo seleccionan alimentos altamente procesados debido a su accesibilidad, facilidad de preparación y resistencia a la descomposición.
Sin embargo, tal comodidad tiene un costo. La evidencia acumulada ha vinculado los alimentos altamente procesados con un aumento en el riesgo de enfermedades crónicas, como dislipidemia, obesidad, hipertensión y cáncer.
Los investigadores llevaron a cabo un estudio prospectivo observacional de cohortes. Analizaron datos de 44.551 adultos de 45 y más años de edad que eran participantes en el estudio francés NutriNet-Santé, un estudio nutricional basado en Internet que se está realizando a nivel nacional y que se inició en mayo de 2009. Los investigadores llevaron a cabo un seguimiento hasta el 15 de diciembre de 2017. De los participantes, 73,1% eran mujeres y la media de edad era 57 años.
Los investigadores recolectaron información sobre la ingesta de alimentos utilizando una serie de cuestionarios de recuerdo de alimentos ingeridos en 24 horas, los cuales se llenaban cada seis meses. En los cuestionarios se preguntaba sobre alimentos que solían consumir los informantes en el desayuno, el almuerzo y la cena, así como aperitivos. El cuestionario también proporcionó fotografías validadas de manera que los participantes pudieran autonotificar el tamaño de las porciones.
Los informantes reportaron que, en promedio, los alimentos altamente procesados constituyeron 29,1% de su ingesta calórica diaria total.
Por cada incremento de 10% en la proporción de alimentos altamente procesados en la dieta, el riesgo para la mortalidad por todas las causas aumentó 14%.
Los autores resaltan que el ajuste con respecto a una dieta sana en general (según se estimó por el apego a las recomendaciones nacionales francesas) debilitó la relación entre alimentos altamente procesados y la muerte pero no la eliminó. Esto indica que una dieta saludable general puede desempeñar un papel en la asociación, pero también pueden intervenir otros factores.
Mencionan varias limitaciones del estudio. La participación en el estudio fue voluntaria y pudo haber atraído a participantes que se preocupaban más por la salud que la población general. En tal caso, los resultados pueden subestimar el vínculo entre los alimentos altamente procesados y la muerte. Además, es posible que el seguimiento haya sido demasiado corto para captar algunas muertes como resultado de enfermedades crónicas que se desarrollan en el curso de décadas.
El consumo de alimentos altamente procesados ha aumentado en las últimas décadas y pueden impulsar una carga creciente de muertes por enfermedades no transmisibles.
Medscape / Tendencias en Medicina.