¿Alguna vez te preguntaste cuál fue el primer medicamento que se creó en la historia de la humanidad? La respuesta no es fácil de identificar, ya que las prácticas medicinales comenzaron mucho antes de la escritura. Sin embargo, hay evidencia de que las civilizaciones antiguas usaban plantas, minerales y otras sustancias naturales para tratar enfermedades y dolencias.
Si miramos hacia atrás, entre los medicamentos más antiguos se encuentran los derivados de hierbas como el sauce blanco (Salix alba), conocido por contener salicina, un compuesto precursor del ácido acetilsalicílico (la aspirina). Hace más de 4.000 años, los sumerios y egipcios ya empleaban extractos de esta planta para aliviar dolores y reducir la fiebre. Los textos médicos egipcios, como el papiro de Ebers (1.500 a.C.), detallan una variedad de remedios basados en hierbas, resinas y minerales.
Otra práctica médica antigua es el uso del opio, extraído de la adormidera (Papaver somniferum). Esta planta, conocida por sus propiedades analgésicas, se utilizó en Mesopotamia y Egipto hace más de 3.000 años. Aunque rudimentario, el opio era empleado para aliviar el dolor y tratar trastornos del sueño.
En las culturas asiáticas, como la india y la china, surgieron sistemas de medicina complejos que documentaron el uso de hierbas y minerales. En la medicina ayurvédica, por ejemplo, se menciona el uso del ajo como antibiótico y el cúrcuma como antiinflamatorio desde tiempos inmemoriales.
Aunque estos remedios naturales no tenían la precisión ni el rigor científico de los medicamentos modernos, sentaron las bases para el desarrollo de la farmacología. Con el tiempo, los principios activos de estas sustancias fueron aislados y refinados, transformando los antiguos remedios en fármacos efectivos y estandarizados.