Pasada la semana en la que muy pocos deben haberse quedado sin comer chocolate, en Portal Salud nos propusimos ahondar sobre los posibles efectos en la piel que puede tener su consumo.
Para eso, consultamos a la dermatóloga Soledad Machado, quien comenzó por explicar que “el chocolate es un alimento que surge del cacao, fruto americano utilizado desde tiempos atrás por los indígenas tanto con fines nutricionales como médicos”. Así las cosas, dice la doctora Machado, “el cacao es una importante fuente de polifenoles, teobromina, xantina y minerales; con gran capacidad antioxidante y antiinflamatoria, protegiendo del estrés oxidativo y por lo tanto del envejecimiento prematuro”.
Sin embargo, el consumo de chocolate se ha asociado comúnmente a patologías como el acné, una de las afecciones dermatológicas más comunes y que afecta a millones de personas en todo el mundo.
“Es una patología inflamatoria del folículo pilosebáceo que se presenta frecuentemente en los adolescentes, pero también en los adultos”, dice la doctora Machado, y agrega: “Múltiples factores contribuyen a la patogenia del acné afectando la respuesta inflamatoria, la colonización por el Cutibacterium acnes y el aumento en la producción de sebo”.
Pero, ¿qué pasa con el chocolate y el acné? ¿Podemos hablar de algún tipo de vínculo? La alimentación y el acné han sido motivo de debate desde larga data y gran tema de controversia en la comunidad científica, dice la doctora Machado, y explica que en la década de los setenta, algunos científicos afirmaban que el curso del acné podía modificarse con la abstinencia de determinados alimentos como el chocolate, las grasas o el azúcar. Pero estudios posteriores demostraron la ausencia de asociación entre la dieta y el acné.
“Sin embargo, recientemente se ha publicado una investigación que ha evaluado diferentes factores que empeoran el acné en más de 6.700 participantes de diferentes países en América y Europa. Los resultados del estudio mostraron que significativamente más personas con acné consumen productos lácteos diariamente, refrescos, jugos, jarabes, pastelería, chocolate, golosinas, proteínas de suero y esteroides anabólicos”, apunta la especialista, y agrega: “Estos alimentos desencadenan la secreción de insulina, activando las vías de señalización que en última instancia conducen a una mayor proliferación de queratinocitos, promueven la secreción de citocinas proinflamatorias y la colonización bacteriana, factores que influyen en la formación del acné”.
A pesar de estos datos, concluye la doctora Machado, son necesarios más estudios para valorar la asociación entre la alimentación y el acné.
