Decir que el deporte es bueno para nuestra salud no es ninguna novedad. Y es que lo sabemos. Lo que a veces no sabemos es cómo incorporarlo a nuestra rutina. Porque nos cuesta encontrar el tiempo. Y a veces pasamos más rato pensando en cuándo hacer ejercicio que lo que finalmente hacemos. Por eso, un camino posible es justamente el ir, andar, probar. Comenzar con el tiempo que se tenga: si hay 20 minutos del trabajo a casa, esa caminata será un buen puntapié inicial. En cualquier caso, es importante que nuestro cuerpo se prepare para dar esos pasos. Para estar fuertes y con energía. Y eso, claro, comienza con nuestra alimentación.
Estar bien hidratados es importante, sí. Y procurar una dieta balanceada, con una rica ingesta de frutas y verduras, también. Pero, a veces olvidadas, también es igual de importante consumir proteínas. ¿Por qué? Porque la proteína es un macronutriente cuya función principal es estructural. ¿Qué quiere decir eso? Que es el “componente principal de nuestras células, tiene funciones en el crecimiento y desarrollo de los tejidos, también en la reparación celular, en diversas reacciones bioquímicas”, explican desde la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (Sedca).
La necesidad que tiene nuestro cuerpo de recibir macronutrientes varía en función de muchas cosas. Y es que no es igual para una mujer embarazada o para alguien que pretende ganar masa muscular o perder grasa corporal (por nombrar situaciones bien distintas). Puede ser una buena práctica acudir a un profesional en nutrición para que nos oriente según nuestras necesidades.
En cualquier caso, ¿qué hay en las proteínas? Para entenderlo, debemos poner la lupa bajo su composición: están formadas por aminoácidos. “En total existen 20, de los cuales 8 son esenciales ya que el organismo no puede sintetizarlos por sí mismo y debe obtenerlos de la alimentación. Los 8 aminoácidos esenciales son: isoleucina, leucina, lisina, metionina, fenilalanina, treonina, triptófano y valina”, explica la Sedca.
Con este escenario claro, es probable que te estés preguntando: ¿cómo hago para que mi cuerpo obtenga las proteínas? La clave está en lo que decíamos al inicio: la alimentación.
Por un lado, tengamos presente que las proteínas pueden proceder tanto de fuentes de origen animal como vegetal. Si se trata de proteínas de origen animal, podemos encontrarlas en huevos, lácteos, pescados, carnes rojas y blancas. Y de origen vegetal, podemos hallarlas en legumbre y derivados,y también en semillas, frutos secos y cereales.
Y para apoyar a la alimentación diaria, existen suplementos proteicos que son fáciles de consumir y de integrar al trajín de la rutina cotidiana. ¿Su principal función? Aumentar la masa muscular, a través de su aporte específico de aminoácidos que sumados al estímulo del ejercicio son la combinación necesaria para facilitar el proceso de aumento del volumen de las fibras musculares. Los suplementos a base de proteína de suero de leche (como Whey Protein) son ricos en leucina, isoleucina y valina, aminoácidos que favorecen la recuperación luego del ejercicio y vinculados con la hipertrofia (aumento) muscular. También son muy eficaces para alcanzar un elevado aporte de proteínas, que para algunos individuos es difícil de lograr con la alimentación habitual. Siempre hay que recalcar que para lograr ese beneficio de aumento de masa muscular, su consumo debe necesariamente acompañarse de actividad física.
Con todo este panorama, quizás todavía te estés preguntando por la relación entre el deporte y las proteínas. Y esa interrogante puede responderse de forma sencilla y resumida: las proteínas son esas pequeñas obreras que tienen el cuidadoso y esencial desafío de reparar el desgaste que padecen nuestros músculos durante la actividad física.