El trajín de la vida diaria actual muchas veces nos empuja a ir y venir sin parar, sin tomarnos un rato para pensar en lo que estamos haciendo, diciendo, viviendo. Y eso, en reiteradas oportunidades, puede llevarnos a tomar decisiones erradas o, al menos, de las que luego nos llevan a decir: “si lo hubiera pensado dos veces…”.
Pero no solo por eso. Esa vorágine diaria nos hace estar varias veces ausentes. Estamos, pero no estamos. Porque estamos en una determinada situación o lugar, pero estamos pensando en aquello que nos preocupa o nos estresa. Y eso, lamentablemente, nos impide disfrutar de un buen momento que podemos estar pasando. ¿A quién no le ha pasado de estar cenando en familia y estar pensando en cómo arreglar algo del trabajo?
Por eso, es importante entrenarnos para estar presentes. “La focalización de la atención nos sirve para sacar el foco de nuestros pensamientos. Por eso es muy importante entrenar la dirección y mantenimiento del foco atencional hacia donde queramos. Esto nos ayuda a tener una mente más tranquila y reducir la actividad mental excesiva”, dice la psicóloga Elina Orozco, y agrega que “uno de los factores que mantienen el malestar emocional es una mente dispersa”.
En ese sentido, la especialista remarca que “es necesario parar el piloto automático de los pensamientos y esto se consigue, entre otras formas, con el entrenamiento de nuestra atención sostenida”.
Así, el entrenamiento de la atención se convierte en un aliado de nuestra salud mental.
En ese marco, la práctica del mindfulness se presenta como un camino. “Es aprender a direccionar nuestra atención y poder mantenerla en donde queremos”, dice la psicóloga en diálogo con Portal Salud.
¿Cómo lo podemos practicar? “Eligiendo un foco de atención. Puede ser nuestra propia respiración; la atención en el cuerpo; hacer un recorrido mental por nuestro cuerpo y las sensaciones que estamos experimentando. puede ser un objeto que elijamos observar detenidamente”, apunta Elina, y agrega que “esto nos ayudará a centrarnos en el presente y disminuir la ansiedad asociada a pensamientos sobre el futuro y el pasado”.
“Una mente más tranquila es una mente más feliz”, concluye.
