Más de la mitad de las exploraciones ginecológicas bimanuales que se realizan en mujeres de 15 a 20 años de edad probablemente es innecesaria,
según estimaciones del estudio “Prevalence of Potentially Unnecessary Bimanual Pelvic Examinations and Papanicolaou Tests Among Adolescent Girls and Young Women Aged 15-20 Years in the United States”, publicado en JAMA Internal Medicine.
Aproximadamente 2,6 millones de mujeres jóvenes (alrededor de una cuarta parte de las de este grupo de edad) informaron que se les realizó una exploración ginecológica en el año previo, aun cuando menos de 10% estaba embarazada o recibía tratamiento de una infección de transmisión sexual en ese periodo.
Asimismo, se estimó que tres de cada cuatro pruebas de Papanicolaou realizadas en mujeres de 15 a 20 años probablemente fueron innecesarias.
El American College of Obstetrician and Gynecologists reconoce que no hay datos que respalden una exploración sistemática con espéculo vaginal o exploración ginecológica bimanual en mujeres jóvenes sanas y asintomáticas menores de 21 años de edad, y recomienda que dichos exámenes se realicen solo cuando haya indicaciones médicas.
Nuestros resultados demostraron que pese a la recomendación, muchas mujeres jóvenes sin indicación médica distinguible fueron objeto de exploración ginecológica bimanual o pruebas de Papanicolaou potencialmente innecesarias.
Estos hallazgos demuestran lo que ocurre a poblaciones vulnerables (en este caso, niñas y mujeres jóvenes) cuando los médicos no se mantienen actualizados en las nuevas guías clínicas o no se apegan a las mismas.
Los investigadores analizaron respuestas de 3.410 mujeres jóvenes de 15 a 20 años, en la National Survey of Family Growth de 2011 a 2017, y extrapolaron los resultados para estimar las estadísticas a nivel nacional. Vieron que en 22,9% de las mujeres jóvenes (2,6 millones en Estados Unidos) se había efectuado una exploración ginecológica bimanual en el año previo.
Este análisis se centró en el componente bimanual de la exploración ginecológica, porque es el más invasivo de los componentes de la exploración ginecológica y el que tiene menos probabilidades de confundirse con un examen mediante espéculo vaginal para cribado de cáncer cervicouterino o detección de infecciones de transmisión sexual, señalan los autores.
Más de la mitad de dichas exploraciones ginecológicas (54,4%), aproximadamente 1,4 millones de exploraciones, fue potencialmente innecesaria. Entre las informantes, 4,8% estaba embarazada; en 22,3% se habían efectuado pruebas para infecciones de transmisión sexual, y 4,5% se había tratado por una infección de transmisión sexual durante el año previo. Alrededor de un tercio de las informantes (33,5%) había utilizado por lo menos un tipo de anticoncepción hormonal además de un dispositivo intrauterino en el año previo, pero solo 2% había utilizado únicamente un dispositivo intrauterino.
Muchas mujeres (más jóvenes y de mayor edad) asocian la exploración ginecológica bimanual y los exámenes con espéculo vaginal a temor, ansiedad, vergüenza, malestar y dolor. Las niñas y las mujeres con antecedente de violencia sexual pueden ser más vulnerables a tales daños. Además, las adolescentes pueden retrasarse en comenzar a utilizar anticoncepción o someterse a detección sistemática por infecciones de transmisión sexual debido al temor a la exploración ginecológica, lo cual crea obstáculos innecesarios para implementar métodos de detección y de planificación familiar importantes.
Los investigadores también observaron que en 19,2% de las mujeres jóvenes (alrededor de 2,2 millones) se había efectuado una prueba de Papanicolaou en el año previo. Afirman que la mayor parte de estas pruebas (71,9%) fue probablemente innecesaria, y explican que no se recomienda el cribado de cáncer cervicouterino para mujeres menores de 21 años, a menos que sean positivas para virus de inmunodeficiencia humana y sexualmente activas.
Las mujeres jóvenes tuvieron siete veces más probabilidades de haberse sometido a exploración ginecológica bimanual si se les había efectuado una prueba de Papanicolaou (cociente de prevalencia ajustado [aPR]: 7,12). De hecho, los autores informan que casi todas las exploraciones ginecológicas bimanuales potencialmente innecesarias (97,7%) ocurrieron durante la misma consulta de la prueba de Papanicolaou, que también fue potencialmente innecesaria.
Las mujeres jóvenes también mostraron más probabilidades de someterse a una exploración ginecológica bimanual si se les habían realizado pruebas de infecciones de transmisión sexual o si utilizaban algún método de anticoncepción hormonal además de un dispositivo intrauterino (aPR: 1,6 y 1,31, respectivamente). En las pacientes con seguro público o sin seguro médico fueron menos las probabilidades de que se efectuara una exploración ginecológica que en quienes tenían seguro médico privado, aunque no se observaron relaciones con raza o grupo étnico.
Las mujeres jóvenes tuvieron casi cuatro veces más probabilidades de someterse a una prueba de Papanicolaou si se les habían realizado pruebas para infecciones de transmisión sexual (aPR: 3,77).
Mantenerse al día en las guías actuales y proporcionar atención médica basada en evidencia de acuerdo con tales guías no es fácil; Implica crear y mantener una relación médico-paciente de confianza que se centre en la toma de decisiones compartida, mantenerse al día en la investigación y desaprender prácticas profundamente arraigadas.
De todas formas, el control ginecológico anual es recomendado, que puede ser suficiente con la anamnesis y en función de la misma, los antecedentes y los deseos de la paciente, estará o no indicado el examen bimanual.
Medscape / Farmanuario.

